Restaurante Museo Molino Blanco en Antequera

Sitio muy auténtico, mires al rincón que mires tienen objetos antiguos. La comida calidad/precio muy recomendable y riquísima. Cuando volvamos al Torcal seguro que nos volvemos a pasar por este lugar tan mágico, que parece parado en el tiempo.

Hacía unos años que no comía en El Molino Blanco y debo decir que la experiencia en ésta ocasión me ha defraudado con respeto a las anteriores. La comida mal, la presa ibérica en salsa estaba muy cruda y la salsa con base de nata estaba cortada. El lagarto ibérico, que era la única carne a la brasa, estaba durísimo. Y del tomate con ensalada de pulpo que pedimos nos pusieron solamente el tomate porque según dijeron, no tenían pulpo para la ensalada. Lo único que estaba realmente buena era la tarta de chocolate que pedimos de postre y seguramente no estaba hecha en el local. Encima salimos con mucho olor a humo en la ropa porque la chimenea se ve que no tiene buen tiro. En fin, no creo que volvamos.

La comida bien pero tampoco espectacular de buena. El servicio es correcto pero hemos ido en fin de semana y andaban algo despistados con tanto trabajo. Han tardado en servirnos y luego en darnos la cuenta. Lo mejor es el contexto del restaurante, que le convierte en un verdadero museo, en algo distinto. Es un cortijo muy grande con piezas antiguas de la vida en el campo.

El sitio muy grande y acogedor con su chimenea al centro , llegamos con reserva pero luego no había mesa reservada cosa que no entendí la verdad. La comida tardaron poco , pero las segundas bebidas tuvimos que pedirlas unas cuántas veces al igual que nos pasó con los cafés y postres.

Muy buena comida y .ambiente aunque tardaron un poco al servir. Las migas riquisimas

Está bien, pero hay demasiado humo en el local

Restaurante Museo recomendable, todo estaba muy rico, el sitio es curioso. Muy amables

Muy, muy bien. Eramos un grupo grande que fuimos a hacer senderismo y reservamos mesa un domingo ya entrada la mañana y tuvimos la suerte de tener mesa para un grupillo de 15 personas. Nos atendió Marlon y fue súper atento en todo momento, rápido y diligente. Es cierto que el restaurante estaba bastante lleno y tuvimos que esperar un poco, pero una vez se pusieron con nuestra mesa, todo fue marchando a buen ritmo. Además, había un cambio reciente en el menú y el pobre camarero iba y venía de la cocina miles de veces, pero todo fue genial (y eso que el restaurante es bastante amplio y grande) La comida fue muy buena: mi pareja y yo pedimos berenjenas fritas con porra antequerana, codillo asado con patatas y de postre, el típico de Antequera: el Bienmesabe. Lo que sí estuvo fantástico fue el Vermut especial que nos preparó Marlon, y que lleva Vermut, Campari, Ginebra y gaseosa, por 4.50€ la copa llena. Espectacular!Por lo demás, como he dicho antes, el local es muy amplio, con una barra larga a la entrada y un salón de comedor muy acogedor con una gran chimenea en mitad , tipo brasas y que caldeaba bastante el restaurante. Eso sí, muchos útiles y herramientas de campo y otras maquinas antiguas cubriendo todas las paredes y que forman el museo. Resultan interesantes porque fueron usadas hace muchos años y forman parte de los usos y costumbres del pueblo. Amplia zona de parking y aire fresco del Torcal a pocos kilómetros. Volveremos.

Veniamos de una rutita por el Torcal y era el sitio perfecto para reponer fuerzas. Un plato al medio y cada uno con su plato favorito: mis amigos pidieron un solomillo a la brasa y una carne con roquefort que se derretía en la boca, y yo unas migas que alimentaban lo suyo. Muy delicioso todo. Y nos sentaron rápido pese a ser día de ajetreo

Uno de los mejores solomillos que me he comido