Restaurante MANO LENTA en Vitoria-Gasteiz

Primera vez, muy buen sitio. Buen producto, bien tratado y bien presentado. Tardan un poco al empezar pero luego el servicio es bueno y rspido. Sin esperas entre plato y plato. Volveremos.

¿Carne o pescado? Siempre el mismo dilema. Y la solución es sencilla; un rodaballo salvaje de 1,6kg. y un txuleton de 1,2kg. (para 3) 😊 Qué estaba mejor? Pues primero el pescado y luego la carne. Recomendable.

Hemos comido genial, desde los entrantes pasando por la carne y el pescado hasta los postres!!!

Una experiencia gastronómica excelente y muy recomendable. Desde el primer momento se aprecia el cuidado por el detalle y la calidad del producto. Para empezar, nos sirvieron un aperitivo de tres mantequillas como detalle de la casa: todas muy buenas, pero la de limón es sencillamente fantástica, con un toque fresco y aromático que abre el apetito. Probamos dos ostras de gran tamaño, jugosas y suaves, sin ese exceso de yodo que a veces resulta dominante. Un auténtico placer. Los mejillones merecen mención aparte: pequeños, muy tiernos y con una salsa espectacular, sabrosa y ligeramente picante, en su punto justo. Es de esas salsas que te obligan a pedir más pan —yo confieso que no pude dejar de mojar. Solo con unos mejillones y una buena barra de pan, ya tienes el día hecho. El pulpo estaba perfecto de textura, tierno y bien cocinado, con un sabor equilibrado y una presentación cuidada. Y para terminar, unos canelones de costilla buenos y bien elaborados, aunque, en comparación con los platos anteriores, fueron lo menos sorprendente del conjunto. La única pega: el servicio tardó un poco más de lo deseado en atendernos al principio. Pero una vez empezó el desfile de platos, todo fue de 10. En definitiva, Mano Lenta es un restaurante donde el mimo por el producto y la cocina honesta se notan en cada bocado. Muy recomendable para quienes disfrutan de los sabores potentes y las elaboraciones cuidadas.

La atención espectacular y la comida buenísima.

Tardan mucho. Entramos a las 15 horas y salimos a las 19 horas. Por lo demás bien. Nosotros teníamos reservas de hace mucho tiempo por motivos de regalo de mi hijo con su boda nos pagaron la comida cómo obsequio a nosotros los padres y los suegros

Todo muy rico y buen servicio. Algo caro por poner alguna pega

Espectacular la comida y el trato por parte de todo el personal.

El restaurante tiene definidas dos áreas. Una externa, más informal con mesas elevadas y otra interna más acogedora de restaurante clásico. Pero en los dos sitios se puede optar a menú de carta, lo que en mi opinión es un error. Creo que fuera debería de ser algo más orientado al "picoteo" y dentro lo "serio". Digo esto porque el servicio da para lo que da. Y según el personal, la zona de asador, también. Hemos esperado entre los entrantes y el principal unos veinticinco minutos. Y reclamando el plato. Y otro plato principal otros casi veinte después. También reclamándolo. "Porque el restaurante está a tope". Quizás es mejor atender bien a menos gente que regular a mucha más, aunque económicamente sea más rentable. Y es una pena, porque la comida está excelente, pero se te quita el hambre entre plato y plato. Mi recomendación: Si se quiere comer "en plan bien", ir un día que no haya mucha gente, entre semana probablemente. Y para picoteo en cualquier momento, porque los platos están muy buenos, aunque se note barullo. Pero para algo informal, fenomenal. Creo que se tienen que replantear estimar a cuántos clientes pueden tratar bien. Y limitar el aforo a los que sean. Para mí un poco decepción porque esperas algo más que una buena comida.

Una vez más fuimos a apuesta segura. Pedimos el aguacate con langostinos y los mejillones. De segundo canelones de buey, guiso de callos, calamar con una salsa riquísima. De postre torrija caramelizada. Todo maravilloso. La atención extraordinaria. Gracias