Restaurante La Cámara en El Puig de Santa María

Almuerzo muy bueno, nos gustó todo. Buena atención y comida rica, volveremos!

Se come fenomenal, todo muy bueno y amplia carta. Buena relación calidad/precio. Pero hay algo que no me gusto nada y es el mobiliario, sillas rotas, sucias y cada una de un padre y una madre. Sillas y mesas antiguas, como si hubieran vaciado casas viejas y lo que no quiere nadie lo recogen ellos para su bar. Muy poco gusto. Los baños igual, todo muy viejo y estropeado. Nos impactó mucho al llegar, nos quedamos por que éramos muchos y teníamos reserva. Suerte que la comida lo compensó. Nos invitaron a chupitos y el trato del personal fué muy bueno. Las camareras gemelas muy simpáticas. El local estaba a rebentar de gente. Buena señal. Pero la decoración tira para atrás. Muy cutre. No se como sanidad permite eso. Si tienen así lo que se ve, no quiero pensar como estará lo que no se ve.

El local es muy grande y con una decoración original. Los platos me parecieron bastante ajustados en cuanto a precio-cantidad-calidad. La persona que nos atendió estuvo muy pendiente de todo

Restaurante se sube por unas escaleras. Es un amplio salón. Fuimos sábado para cenar. La comida muy buena. Pedimos bocadillos. Creo que todo lo que pides está muy bueno. Che que bo está tot. Volveremos seguro.

Me ha encantado, un lugar escondido en el Puig, cerca del ayuntamiento y accedes a él por unas escaleras y al abrir la puerta te encuentras con el restaurante,el ambiente cómodo te sientes como en casa, con mesas para comer o cenar y un rinconcito con sofá para el café o para que los niños puedan leer ya que hay libros para ellos, también una terracita acogedora para salir a fumar o a tomarte algo, la camarera y la dueña un encanto, muy cercanos y la comida casera y buenísima, relación calidad precio muy buena

Los bocadillos y las tapas muy buenos. Muy amables con nuestros niños.

Así, tal cual a su propio estilo singular, un restaurante casero distinguiéndose por su peculiar decoración que parece que retrocediera el tiempo. Amabilidad y comida como de casa.

Silvia te atiende de maravilla..muy la comida en plan casero pero refinada hace que vuelvas de nuevo a comer allí.

La ensalada local para empezar era fresca y abundante. Comimos unos deliciosos canelones, lomo de cerdo y patatas fritas como plato principal y, para terminar, unos dulces y sabrosos profiteroles y una tarta de chocolate. La propietaria fue amable y amable e hizo todo lo posible para hacernos sentir bienvenidos y traducirnos el menú. ¡Muy recomendable!