Restaurante Karmine en Vitoria-Gasteiz

Fuimos hace ya meses, en diciembre. Nos sorprendió y dio cierta pena que no había demasiada gente en el restaurante. Y es que la visita bien merece la pena. Narrativa, buen trato y producto de cercanía cocinado con mimo. Particularmente, me encantó que utilizaban el sistema coravin para que pudieras disfrutar de más variedad de vinos por copas. Recomendable al 100%.

Intentaré trabajar esta reseña como ellos han trabajado la comida que nos sirvieron. Hacía tiempo que no me sorprendían tanto. Como la simpleza pero a la vez el trabajo que tenían los platos, el buscar la complejidad en la tradición. Me resulta cómico el sitio donde está el restaurante; en frente del instituto donde pase 4 años estudiando, el barrio donde convivo desde hace 9 años, y donde “Karmine” se ha asentado en el lugar, el tiempo y en mi. Tienen un gran camino que recorrer, solo hay que ver la dedicación que ponen a su comida. Publicaré las fotos de los platos pero no diré nada sobre ellos, porque es parte de la experiencia, no saber que vas a comer cuando vas. Esa incertidumbre es la que nos hace disfrutar aún más de la experiencia, el no esperar una idea preconcebida por las reseñas o las recomendaciones, el llegar y no saber que te espera, desconectar del destino y disfrutar el viaje, cosas que cuesta cada vez más hacer en la época en la que vivimos. Muchas gracias a todo el equipo que hace esto posible, sin duda, nos volveremos a ver.

Simplemente una cena de 10. Cenamos el menú de diez pases con maridaje. Lo que más nos gustó fue la sorpresa, ya que el menú depende del producto disponible esos días y no sabes lo que te van a poner. Platos con mucho sabor y delicadamente presentados. Gran trabajo de su personal de sala a la hora de explicarte lo que vas a degustar. Merece mucho la pena el maridaje porque pruebas caldos muy diferentes y ajustados a los distintos pases. Te los explican y te sumergen en la idea del productor. Al final del servicio te dan el menú que has degustado en un rollito de papel. La sala, la música ambiental, la mesa … en fin, todo un acierto de sitio. Hay que dejarse llevar. Enhorabuena!!

Una experiencia muy buena con maridaje incluido espectacular.

Mi esposo tuvo el hermoso detalle de ofrecerme una celebración de cumpleaños en un espacio minimalista que fue de mi total agrado. La música suave contribuyó a crear un ambiente agradable, privado y tranquilo. La experiencia fue verdaderamente maravillosa, desde la atenta recepción hasta el primer plato, culminando con un exquisito café colombiano; una vivencia que considero invaluable. Sin duda, es un lugar ideal para celebrar fechas especiales y crear recuerdos memorables.

Muy agradable esperiencia Todo perfecto

Tal vez no sea mi tipo de restaurante y no he sabido apreciarlo como se merece. No soy ninguna experta gastronómica pero me gusta comer y se cuando algo está bueno. Valoro el trabajo que hay detrás de cada plato y se ve que lo hacen todo con mucho cariño y mimo. Todo el producto es de cercanía y de temporada. Estuvimos dos horas para el pase de 10 platos, el ritmo bastante lento entre plato y plato, sobre todo en los entrantes donde las raciones eran prácticamente de bocado y se nos hizo un poco largo. Los platos que más me gustaron fueron los espárragos (me sorprendió su textura y su frescura), el arroz (algo pasado de sal pero muy sabroso) y la cuajada (la mezcla con los guisantes lagrimas un acierto). El resto de platos aceptable pero nada que me sorprendiera en exceso, todo muy lineal. Me hubiese gustado tener el menú al inicio de la experiencia y no al final como recuerdo. No repetiría la experiencia.

Se centra en productos locales de temporada, por lo que el menú cambia según la disponibilidad. Sabores sutiles y refinados. Vinos excelentes. Servicio atento con explicación de la comida y sus orígenes.

Fui con altas espectativas que no se cumplieron . En cuanto a al comida muy muy escasa y tampoco sorprende en cuanto a los sabores y preparación .Por otra parte ,los platos salían templados tirando a fríos .La personas que trabajan allí son amables y correctas . El sitio es agradable pero no volvería .

Una experiencia excepcional, de nuevo. Es la segunda vez que vengo a este restaurante y no puedo estar más encantada. Desde el primer momento, el servicio es cálido y acogedor, haciendo que te sientas como en casa. El espacio es minimalista, con una decoración muy cuidada y elegante que invita a disfrutar con calma. Y qué decir de la comida… simplemente espectacular. Cada plato está lleno de sabor, técnica y creatividad. ¡Repetiré sin duda!