Estuvimos esperando más de 3/4 de hora para cenar y cuando pregunté si faltaba mucho me dijeron que como tenían una mesa muy grande pues lo nuestro tardaba más. :(
Con un niño de 4 años no nos pareció un lugar al que volver.
Pedimos chuletitas de cordero que costaba masticar, sepia que estaba chiclosa y navajas que tenían arenilla.
El único camarero que había era muy amable pero casi no se enteraba cuando intentábamos llamarle.