Es la segunda vez que como en este restaurante y habrá muchas más. Te sientes como en casa gracias a la simpatía y amabilidad de todo el equipo. Mari cocina como los ángeles y tanto ella como Jose son encantadores. Todos los platos que he probado hasta ahora están exquisitos. Os animo a visitarlos.
Lugar muy tranquilo, y agradable. Se respira una paz increible. Y la comida, sin palabras....Todos lo platos exquisitos, bien elaborados, con cariño y amor. Mari, la cocinera un encanto de persona que desprende una gran simpatía. Jose otra gran persona junto con todo el equipo que allí trabajan.
Seguiré visitando el restaurante.