Últimamente tardan mucho en servir. Llevamos poco más de 20 minutos sentados y todavía no nos han quitado los cacahuetes ni nos han tomado nota de la bebida ni del bocata. Sólo hay un camarero para atender a mesas, preparar bebidas y café. El bar apenas está lleno. Un par de tablas dentro y unas cinco o seis fuera. Haría falta un camarero más. Por lo demás todo genial. El lugar y el ambiente es lo mejor y la tranquilidad también. Al igual que la facilidad para llegar y aparcar.