Restaurante Bardal en Ronda

Comida fantástica, excelente servicio y fantásticos maridajes de vinos. El chef fue excelente y visitó la mesa para asegurarse de que todo iba muy bien.

Tuvimos la experiencia más maravillosa en el Bardal. Los camareros eran atentos y bien informados. Explicaron los platos y el vino que los acompaña con una cantidad adecuada de detalles. El chef Bardal también se acercó a las mesas, saludó y participó en el servicio. La comida era excelente en todo, y algunos de los platos eran verdaderamente memorables. Además, la vajilla con porcelana de Sevilla era maravillosa. Tuvimos la suerte de conseguir una mesa con poca antelación y sin duda volvería a comer allí de nuevo. Gracias por una velada memorable 🙏

De los mejores lugares de Andalucía para comer. Todo al detalle desde que entras por la puerta. Respiras paz y cocina. No se puede pedir más. Precios acordes a la calidad. Volveremos en nuestra próxima visita a España

Viaje “ex profeso” a la ciudad de Ronda para conocer de primera mano una de las propuestas culinarias que suena con más fuerza en el panorama gastronómico del país y que, personalmente, más atrayente me resultaba. Vaya de primeras que la experiencia ha superado con creces las expectativas, cosa un tanto complicada cuando éstas son muy altas. Comenzamos comentando la comodidad, amplitud y confortabilidad de su sala. Nos situaron en el comedor del fondo con unas bonitas vistas y en una amplia mesa redonda que siempre es garantía de una agradable velada cuando uno se sienta con un grupo de amigos. Mantelería de nivel al igual que la vajilla, cubertería y, sobretodo, una elegantísima cristalería. Menú más largo que resulta difícil de enunciar y engorroso de leer. Del apartado de aperitivos o snacks destacaría el bocado de champiñón y la vaca vieja. Entre los platos que vinieron a continuación (unos diez salados) resulta mucho más difícil destacar algunos. Todos rayaron a un altísimo nivel técnico y sápido sobresaliendo en mi opinión la espardenya ibérica por su complejidad en el trato (jamás había disfrutado tanto de éste producto), y los pases con la quisquilla o la navaja. La cocina de Benito gira en torno a productos de gran calidad pero fácilmente reconocibles tratados con una precisión milimétrica y con unas salsas y acompañamientos que ensalzan su sabor sin resultar intrusivos en exceso. Cocina de altos vuelos que proporciona altas dosis de placer. Destacable la opción de acabar con quesos que no pudimos rechazar y que muestra gran variedad y calidad de ellos. Con el personal de la casa hubo entendimiento desde el minuto cero, cosa que contribuyó a un mayor disfrute de la velada. Rehusamos el maridaje y fuimos tomando vino por botellas, algunas de ellas elegidas por nosotros y otras muy bien aconsejadas por el excelente sumiller, Miguel Conde, que sabe proponer sin llegar a imponer, cualidad muy preciada en nuestro caso. Tanto él como el resto de personal nos hicieron sentir como en casa, conjugando a la perfección la corrección y enjundia que se presupone en locales de este nivel con un trato cercano y familiar que descarga la tensión que llega a generarse en otros restaurantes. Bravo.

Nos gustó la experiencia, a la altura de un restaurante de su categoría. Hemos visitado varios restaurantes galardonados con una estrella Michelin y en este, con dos, se aprecia el salto de calidad. Tomamos el menú con maridaje y este, aún resultando de verdadera calidad, parece algo excesivo en precio. El servicio en sala excelente, así como la cristalería, de magnífico nivel.

Una experiencia tan inolvidable. Mi marido y yo decidimos elegir Bardal para celebrar nuestro aniversario. Nos recibieron y nos sentaron en una habitación en la parte de atrás cuando entramos a las 8 pm. La habitación era muy básica, con paredes blancas, manteles blancos y un simple guardar con algunas flores secas sobre la mesa. Sin fotos, pintura, decoraciones. Pensé que era aburrido, pero en realidad tenía un propósito. Los platos fueron de hecho el arte de la noche, y lo único en lo que nos concentramos fue en la comida, en ninguna otra distracción. Reservamos el menú Grand Bardal. Y venía con unos 26 platos divididos en entrantes, platos principales y postres. No conseguimos el maridaje de vinos. Ambos tomamos vino tinto por copa y el camarero estuvo feliz de atendernos. El primer plato fue la sopa y ambos quedamos atónitos con la explosión de diferentes sabores y texturas. En este punto sabemos que elegimos el lugar correcto para celebrar nuestra importante ocasión. Cada plato era una obra de arte, inspirada en la cocina internacional pero utilizando ingredientes locales/andaluces. Uno de los miembros del personal explicó cada plato cuidadosamente y nos mostró cómo comer. Al final de los sabrosos platos, ambos estábamos muy llenos. Pero los postres fueron tan celestiales que terminamos todo. La tarta de manzana estuvo maravillosa. El servicio fue de primera categoría. Cada detalle fue perfecto. Hermosos cubiertos, manteles/servilletas 100% lino, vasos de cristal. Experiencia culinaria impecable. Nota: te saciarás, así que ven con hambre. O pida el pequeño menú Bardal en lugar del gran menú. Toda la experiencia durará aproximadamente 4 horas (de 8 a 11 p. m.), así que no te apresures.

Fue extraordinario, 21 pequeños platos servidos en magníficos platos elaborados por un artista sevillano, cada uno más delicioso que el otro con 7 vinos para maridar los platos. Es un viaje a la alta gastronomía con un servicio perfecto. De nuestros cuarenta años de convivencia fue un muy buen recuerdo. El único inconveniente es que este diamante carece de un bonito engaste.

Una de las mejores experiencias gastronómicas de mi vida. Bardal del chef Benito Gómez es una elección increíble en el corazón de Ronda. Le recomendamos encarecidamente que elija también el menú con maridaje de vinos. El restaurante es informal, pero la comida es espectacular y el chef Benito es súper accesible.

Comida absolutamente divina. Servicio excepcional. Y una experiencia culinaria extraordinaria. No lo dudes. Reserva si estás en la zona

Joya escondida en Ronda, cada bocado estaba delicioso. ¡La mejor cena elegante que tuvimos en España!