Restaurant Ca La Rosa Abella "Can Rosa D'abella" en Vilallonga de Ter

Comida catalana, platos sencillos con buen producto. El Restaurante se encuentra en lo alto de una colina, para subir tendrás que hacer unas cuantas curvas pero se sube bien. En verano no tienen ni aire acondicionado ni ventiladores. Hace calor en verano si. En invierno es un lugar ideal para comer un buen caldito.

Come espectacular cazuela y servicio rápido!

Un restaurante como los de antes. Con lo bueno y lo no tan bueno. Relación calidad precio (hicimos menú) muy buena

Cocina tradicional catalana y abundantes cantidades. El servicio muy amable, pero algo lento. En cualquier caso recomendable.

Paraíso pirenaico, Naturaleza y buena comida... Es una visita obligada.

Se come muy bien. Comida casera con buenas raciones y un servicio muy bueno. He ido un par de veces y muy acogedor. A recomendar seguro. Calidad precio de 10.

Comida casera a precios contenidos. Amables en el servicio. Buena experiencia que seguro repetiremos

La comida es correcta, el servicio una masa lento por mi gusto.

Hago un poco de trampa en mi reseña, puesto que soy vecino del pueblo de Abella, y en Can Rosa nos encontramos siempre como en casa, tanto por sus platos, como su atención. Con lo cual, tan solo tengo buenas palabras y mi más sincera recomendación para cualquiera que esté de paso por Abella. Si buscas sofisticación, aquí no la vas a encontrar, es cocina casera tradicional catalana muy rica, hecha con cariño, sin pretensiones. Comedor e instalaciones un tanto antiguas, y los fines de semana cuando está muy lleno, a veces es un poco incomodo, más que nada por el ruido que causan algunos comensales, que es inevitable, ya sabeis, esos que en vez de hablar: gritan, y cuando rien parecen morsas, que además dan palmas al ritmo de la detestable risa. Esto último, obviamente, no tiene nada que ver con el restaurante ni con su personal, el cual, como menciono anteriormente, ofrece una comida rica y suficiente (en algunos platos abundante) y el trato es excepcional.

Local muy acojedor. Como en casa. Atención, personal y servicio, de 10. Jordi, como de la familia. Un Crack. La carta y el menú, extraordinario, como hecho en casa. Recomirndo