Restauranre Casa la Vieja en Puerto de la Cruz

¿Qué vamos a comer? Esta es una pregunta que surge todos los días. Bueno, si estás planeando dirigirte al norte, ajusta tu ruta y ven aquí. Problema resuelto: disfrutar de una deliciosa comida en un acogedor restaurante local. Aquí hay mucha vida, lo que da como resultado un bullicio agradable. Los asientos son limitados, por lo que es posible que tengas que esperar afuera hasta que llamen tu nombre. Después de realizar el pedido, puede haber un poco de tiempo de espera, pero no te preocupes: estará bien. Verduras frescas, carne tierna y deliciosa... ¿y las croquetas? Tienes que probar esto. ¡Muy recomendable! En pocas palabras: ¿el restaurante está lleno de gente local? ¡No lo dudes, únete! --- Español: ¿A qué vienes? Es una buena idea tener un aumento hoy. Pues bien, si estás planeando una excursión hacia el norte, ajusta tu ruta y pasa por aquí. Problema resuelto: buena comida en un restaurante local y acogedor. Aquí reina un ambiente animado y lleno de vida. Las plazas son limitadas, así que puedes que tengas que esperar un momento fuera hasta que llamen tu nombre. Al fin y al cabo, tienes un pedido, tienes que esperar a que termine y no tienes preocupaciones: ¡todo llega! Verduras frescas, carne tierna y sabrosa... ¿y las croquetas? ¡Imprescible! Muy recomendable. El perfecto resumen: ¿el restaurante está lleno de gente local? No lo dudes, únete a la fila.

Hemos estado muchas veces siempre comemos muy bien los entrantes y las brochetas están muy buenas y los precios bastante buenos

Comida caseras riquísima especialmente el solomillo para repetir y muy buena atención

Bien, comimos bien, normal, buen servicio, peró lo encontré bastante caro para como es la cocina y donde está situado

Fuimos a cenar a Casa la Vieja con nuestra clase de español y nuestro profesor. Había una mesa para 15 personas y, por supuesto, habíamos reservado. La mesa ya estaba preparada; o mejor dicho, preparada... la habían preparado para nuestro grupo. Por lo demás, no había nada. Lo mismo ocurría en el resto del local: mesas de madera desnudas, sillas de madera desnudas e incómodas, paredes desnudas sin nada encima y una luz de neón terriblemente brillante en el techo. No podría haber sido más incómodo para un restaurante. Por eso solo le dimos un punto por el ambiente. El servicio fue eficiente, amable y siempre estuvo ahí cuando necesitábamos algo. Esto no cambió ni siquiera cuando el pequeño restaurante se fue llenando cada vez más y pronto estuvo completamente lleno. Ahora, la comida. Habíamos visto el menú con antelación en la escuela y nos pusimos de acuerdo en lo que queríamos pedir. Fue bastante sencillo: pedimos cuatro raciones de queso asado (que estaba delicioso), cuatro croquetas de dos tipos, rellenas de pollo y espinacas (mi croqueta de espinacas, por desgracia, estaba demasiado salada) y cuatro ensaladillas rusas (que estaban muy frías, increíblemente duras y sin sabor). El plato principal fueron cuatro brochetas de filete de ternera con papas fritas (que estaban deliciosas, aunque estaban bastante bien hechas) y cuatro filetes de ternera con manzanas y cebollas caramelizadas (pedimos este extra medio con sangre para que no se pasara. Lo que llegó estaba, por supuesto, demasiado hecho. ¡Qué pena! Aunque la carne estaba tierna y en buen estado). También pedimos papas fritas y un tomate del horno. En resumen, la comida fue una montaña rusa de emociones para mí. Aun así, nuestro grupo pasó una tarde encantadora y agradable en Casa la Vieja.

Parada obligatoria si vas al norte. Es como si comieras en casa, la atención cercana y amable y comida de gran calidad. Si vas no puedes perderte el Solomillo con cebolla y manzana, simplemente espectacular.

Almuerzo con champiñones al ajillo para empezar y luego Entrecot con manzana y cebolla frita. Porción generosa, lamentablemente con el Entrecot tiene una tira de grasa y cartílago que no es comestible aunque estaba muy rico. Tienen una selección de vinos en botellas pequeñas de medio litro si no quieres el vino de la casa. El menú es pequeño predominantemente carne de buena calidad. Tenga en cuenta que el chef tiende a cocinar poco, por lo que tres cuartas partes están realmente a medio cocer.

Lugar rústico con aire de la antigua Orotava. Filetes absolutamente recomendados, cuando pida “medio” agregue un toque más, de lo contrario quedará demasiado sangriento. El servicio entiende bien el alemán. Todo es fantástico. El vino blanco sólo está disponible en botellas, pero también en botellas pequeñas. Un restaurante habitual desde hace muchos años, nunca defraudado.