La elección del desayuno es tan vasta. Optamos por un inglés completo, uno sin gluten, nada demasiado para estos chicos. Zumo de naranja y café incluido en el precio.
Encantador ambiente y alrededores, mirando a la playa. Muy ocupado.
Cocina variada para elegir.
Dos de nosotros pedimos gambas al ajo como entrantes y dos pedimos Tartus bravas (patata en cubitos en una salsa). Ambos sabían delicioso.
Los platos principales eran igualmente sabrosos.
Las únicas críticas que tengo es que los camareros parecían hartos, no escuchaban correctamente sobre nuestra orden de bebidas, y literalmente ‘golpearon’ una botella de ketchup de tomate y mayonesa en la mesa! Habría sido mejor presentarlo en un plato tipo ‘ramekin’ o en un tazón pequeño. Para un restaurante tan agradable, este no era un buen aspecto.
La comida en general muy sabrosa.
Asientos solo para dentro.
Aparcamiento gratuito cerca.
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