Parador de Cangas de Onis en Cangas de Onís

La gente era muy maja y profesional. El monasterio es muy bonito, chiquito, pero recomendable su visita tanto con el director como una visita teatralizada. El entorno es muy bonito. La comida muy rica. La trucha muy buena y el arroz con leche

Un Parador en un sitio estratégico para realizar rutas por Picos de Europa. Muy bien equipado y en un monasterio histórico precioso. Muy recomendable. No olvides visitar la biblioteca y asomarte a la fuente frente al restaurante.

Muy bien todo pero resulta que uno va a pedir los artículos de cortesía y los que están en secretaría no saben cuales son. Pero lo que más me molesta fue la actitud altiva de Rubén o Roberto,un chico joven de recepción, y su poca amabilidad. Por lo demás muy bien la habitación.

Estuvimos el pasado sábado 26 de julio comiendo en el Parador de Cangas de Onis, mira que hemos comido en Paradores…Santiago de Compostela, Cambados, Aiguabrava, Mojácar, La Granja, Segovia, Cádiz, Jarandilla, Alcalá de Henares etc Pues no sé si era por las expectativas que llevábamos al ser un Parador en Asturias, donde por lo general se come muy bien en cualquier sitio, que nos decepcionó muchísimo, ya que la cantidad de comida en los platos era muy insuficiente (ensalada de vegetales, la presa y el solomillo), a las 14:10 no tenían rodaballo y como se puede ver el bacalao le faltaba acompañamiento, la tardanza entre platos fue inmensa, había una boda pero no creo que tenga que ir perjuicio de otros comensales. La decoración un tanto deficiente por un papel pegado en la pared que se encontraba en varios puntos despegado. La construcción preciosa al igual que la ubicación. Le hice fotos a algunos platos, no a los que indicó que eran escasos, pero las publicó para que no se piensen que me lo estoy inventando.

Como siempre, un 10!! Fuimos a celebrar nuestro aniversario y sin duda inolvidable, nos sentimos como en casa!

Paradores no defrauda y este no iba a ser la excepción, bonito y con un paisaje encantador, mención especial para los camareros de cafetería ( no me sé sus nombres) como si nos conociésemos de todas la vida atentos en todo momento y muy profesionales, gracias por todo, volveremos.

Una preciosidad de sitio. No conocía de su existencia. Llegábamos unos amigos, haciendo una ruta en bici, y pasamos a verlo, con la intención/esperanza de poder tomarnos un refrigerio en el bar. Creíamos que al ir vestidos de “romanos/ciclistas” (no es la indumentaria más adecuada para visitar un lugar así) nos pondrían alguna pega, pues todo lo contrario. Nos trataron con muchísima amabilidad y nos facilitaron el acceso, incluso con las bicicletas, hasta el interior del hotel, para que las dejáramos en el claustro, donde se encuentra la preciosa terraza del bar. Estuvimos súper a gusto, tomando unas bebidas fresquitas con algo de picar. Las croquetas buenísimas. El precio de las consumiciones más que razonable. Nos atendió Tania, que en todo momento nos mostró su amabilidad y simpatía. Las vistas de la Torre que hay desde el claustro interior son… 👌🏾 Por lo demás, un edificio y complejo hotelero indescriptible por su belleza. Restaurando y cuidando nuestro patrimonio. Altísimamente recomendable.

La ubicación es envidiable, habitaciones excelentes, quizas la tele un poco anticuada. Todo limpio, el desayuno buffet normalito, pero se pueden pedir platos calientes a la carta.

Hemos estado alojados en el parador y nos ha gustado mucho. El entorno en el que está es maravilloso y el edificio en sí, es una maravilla. El día que llegamos hicimos un tour guiado en grupo gratuito con el director del hotel que nos contó la historia y curiosidades del Parador y fue muy ameno. La atención del personal de diez tanto de recepción, como las señoras que limpian y ordenan las habitaciones y los camareros. Un detalle de agradecer es que como sabían que íbamos con un bebé nos pusieran en una habitación con salida directa a los toboganes. Fue estupendo. Como pega, el precio del desayuno: 21€ por persona aunque sea tipo bufet, es carísimo y que cuando se come en el restaurante tardan muchísimo en salir los platos, aunque la calidad de la comida sea buena. Edito la reseña tras la respuesta del hotel: aunque los platos se hagan al momento, el arroz tardó bastante más de los 25 minutos anunciados (una hora, hora y algo desde que lo pedimos).

Precioso, con actividades extra muy chulas. La habitación acogedora y completa. El servicio y recepción excelente. El desayuno buffet estaba perfecto, tenía mucha variedad y para todos los gustos, además de un amplio horario para los mas madrugadores y los que prefieren no madrugar. La visita guiada con el monje no os lo podéis perder, está genial y no se hace nada corta, el hombre actúa genial. Todo precioso, con ganas de volver.