Papis Grill en Mogán

¡Muy buena carne y patatas fritas!

La mejor comida de nuestras vacaciones con diferencia...

Servicio excelente, la atención de Juan Carlos y de Jefrey fueron maravillosas, para repetir.

Buen restaurante con buena comida. El camarero fue muy amable y la comida se sirvió rápidamente, a pesar de la gran cantidad de comensales.

El pescado no vale para nada el dinero.

Paco y su equipo hacen un trabajo excelente. El servicio es muy bueno y la comida, increíble. Pedí el chuletón. ¡Delicioso! ¡Me encantó la experiencia! Sin duda volveré. ¡Cinco estrellas bien merecidas!

No nos gustó. Es caro y está en una zona turística, pero la comida no está nada buena. La carne estaba malísima y el servicio fue pésimo. No lo recomiendo.

Si no fuera por el día siguiente, la carne habría obtenido una puntuación perfecta de 5 sobre 5. Mi pareja pidió carne con patatas fritas y yo cordero con salsa de menta y patatas canarias. El cordero no estaba tan tierno como esperaba, pero la salsa de menta estaba riquísima. Lo que empaña la experiencia son los dolores de estómago del día siguiente. No está claro si nos sirvieron agua del grifo en una botella de cristal, lo cual podría ser la causa. La botella no se abrió en la mesa. El niño comió pasta con mantequilla. Los espaguetis no estaban recién hechos, así que eso también baja la puntuación, por lo que su padre le dio patatas fritas. El niño está bien, pero nosotros, los adultos, no. Y como el niño no bebió el agua, sospecho que esa es la causa. También podría ser la carne, pero es poco probable, ya que comí muy poca. :) Volvería encantada, pero me aseguraría de que el agua no fuera del grifo. Buen servicio.

Nos pusimos en fila en una de las entradas. Nos recibió una camarera amable que nos preguntó si teníamos reserva. No teníamos y le preguntamos si tenían una mesa para dos. Tras un momento, dijo que sí y fue a comprobarlo. Volvió y nos invitó a sentarnos con ella, llevándonos a una mesa libre. De repente, apareció un hombre que, enfadado, nos pidió que saliéramos y esperáramos hasta que nos negara la mesa. Le dije que ya teníamos mesa. Entonces gritó furioso: «¡Yo soy el jefe, yo soy el jefe!». Nos dirigimos a la salida, decididos a irnos, pero cambiamos de opinión y esperamos. Dos minutos después, nos hicieron señas para que entráramos y nos acompañaron a una mesa. Esto empañó mucho la experiencia. El supuesto jefe iba de un lado a otro con prisas y parecía irritado y enfadado. Oímos varias quejas sobre errores en los pedidos. El personal era serio, salvo un par de mujeres que sonreían. Se recomienda un curso de sonrisa para el personal y un nuevo jefe de camareros con buen humor y actitud de servicio. La comida estaba buena, así que los de la cocina hicieron bien su trabajo.

Encantadora noche pasó aquí con buena comida y Servicio muy amable. Recomiendo encarecidamente una visita si está en el complejo.