El mito de la palma 5
I. La puerta de medianoche
Donde la luna antigua canta a las mareas,
Y se desliza el aliento de Poseidón a través de la brisa del mar,
Ahí está Palm 5, invisible para la mayoría,
Un lugar donde el reino de los vivos y los muertos casi se jacta.
Cinco palmeras se elevan, como dioses de madera,
Sus raíces se adentran en el abrazo del océano, lo más profundo que pueden.
El viento trae susurros desde reinos muy inferiores,
Y la tierra misma bulle de secretos resplandecientes.
Sus hojas, como lanzas, parecen afiladas con intención,
Alejando a aquellos cuyos corazones están doblados
En busca de tesoros, fama u oro...
Porque sólo los puros de espíritu tienen el valor de aguantar.
II. La invitación de la sirena
De día, el bar está tranquilo, sus puertas se cierran suavemente,
Pero de noche, sus faroles con secretos expuestos,
Brillando como brasas en una cueva oscura,
Llevando a los perdidos a su destino, crueles y valientes a la vez.
El mar llama con voz de sueño,
Un sonido suave e inquietante, parte del brillo de la noche.
Un canto de sirena, tejido desde lo profundo,
Despierta las almas que vagan dormidas.
Mientras la luna derrama plata sobre las olas,
Los espíritus de los marineros se levantan de sus tumbas.
Sus voces van a la deriva, un coro de anhelo,
Mientras el océano de abajo sigue agitándose silenciosamente.
Para Palm 5 es un umbral, una especie de cruce,
Donde la realidad se doblega y el mito se distorsiona.
Acércate demasiado y el mar se mantendrá firme,
Empujándote más profundamente, con cada aliento de la noche.
III. La bebida eterna
Dentro de Palm 5, donde las sombras se tejen,
El aire está cargado del aroma del indulto del mar.
La barra está tallada en madera flotante y huesos.
Y las estanterías están repletas de botellas de tonos desconocidos.
El ron fluye como ríos, pero es más de lo que parece...
Porque cada sorbo del vaso es un viaje a través de los sueños.
El líquido dentro se arremolina como polvo de estrellas y espuma,
Llenando el alma de visiones desconocidas.
Los que beben pueden ver más allá de la vista,
Vislumbrando las profundidades del poder eterno del mar.
Pueden vagar por bosques donde duermen monstruos,
O sumérgete en las trincheras donde se arrastran las sombras.
Pero cuidado, porque el bar lleva un libro de nombres,
Un registro de aquellos que se han aventurado entre las llamas.
Para los dioses del mar nunca olviden
Y aquellos que se quedan demasiado tiempo pueden encontrarse condenados...
En la corriente del destino, para siempre a la deriva,
Atrapados en el mito, el regalo del océano.
IV. La maldición del barco hundido
Cada bebida es una moneda con dos caras:
Uno conduce a la sabiduría, el otro, a un paseo.
En un barco naufragado que navega en la oscuridad,
Agitado por las olas, impulsado por la chispa invisible.
La leyenda habla de un marinero que una vez bebió,
Y se encontró perdido en un barco maldito.
El casco estaba agrietado, las velas rotas y deshilachadas,
Y la tripulación de los condenados se había quedado para siempre.
Estos no eran simples hombres de la costa,
Pero los marineros que habían viajado desde el centro mismo del mito...
Amantes perdidos de las Nereidas, ladrones de las bóvedas de Poseidón,
Sus espíritus atrapados por sus propias faltas.
El barco, una forma fantasmal, navega en la noche,
Con sólo la luna como testigo de su vuelo.
Aparece y luego desaparece, con cada movimiento de ola,
Una advertencia para aquellos que entregan su alma.
V. El regreso de los perdidos
Pero no todos los que llegan al Palm 5 están condenados,
Para algunos son los elegidos, por mano del destino.
El bar es un refugio para el corazón que es verdad,
Para aquellos que anhelan una nueva aventura.
A ellos, Palm 5 les ofrece su abrazo,
Un refugio del mundo, un espacio sagrado.
Las palmeras se inclinan ante ellos, sus ramas encendidas,
Un gesto de bienvenida en la noche cada vez más profunda.
Porque Palm 5 es más que un simple lugar,
Es el encuentro de mundos, la suave gracia del vacío.
Los que beben son tocados por el beso del océano,
Sus destinos se entrelazaron con la antigua dicha del mar.
Y cuando la luna está llena, las estrellas giran salvajemente,
El mar mismo atrae, suave y seductor.
Las palmeras se mecen a un ritmo divino,
Como si los latidos del océano resonaran a través del tiempo.
Eugene Messmore (EugSeen)
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18 Noviembre 2024
10,0