Olivo Corso en La Oliva

El mejor restaurante de El Cotillo. El personal es muy amable, el ambiente es fantástico y la comida, sublime. Pedimos berenjenas a la parmesana y queso de cabra frito. De plato principal, pedí el estofado de cabra canario y mi marido, el cochinillo. De postre, compartimos la mousse de gofio y la crema catalana, muy parecida a la crème brûlée. Nos acompañó nuestra hija de 16 meses, que tiene varias alergias. El personal estaba muy bien informado sobre qué alimentos contenían qué alérgenos. Era un poco ruidosa y no nos hicieron sentir molestos. Una joya, y sin duda volveremos.

Excelente restaurante. La comida estaba deliciosa y estuvieron encantados de adaptar los platos para que fueran veganos.

Excelente restaurante, buena cocina tradicional en un entorno precioso. Gracias a Fred y al equipo por la cálida bienvenida. ¡Nos vemos pronto en El Cotillo o Edimburgo!

Comí pulpo caramelizado con ensalada y puré de boniato, y estaba realmente delicioso.

"L'Olivo Corso, el lugar que reconcilia el Cotillo con las tapas de verdad" ¡Uf...! ¡No nos lo esperábamos! Después de buscar con mi mujer un bar de tapas como los que había por todas partes hace cinco o seis años, casi habíamos perdido la esperanza. Demasiados restaurantes han optado por la trampa para turistas, demasiadas cartas interminables con sabores sin alma... y entonces llega L'Olivo Corso, como una feliz bofetada de nostalgia. Desde el momento en que entras, se nota que aquí a alguien le encanta lo que hace. El lugar es magnífico: moderno pero rústico, diseñado con materiales recuperados, hasta la placa de acero recortada para el nombre del restaurante, reutilizada como elemento de ventilación en la fachada. Creatividad, personalidad, nada artificial. Y sí, es mejor llamar con 20 minutos de antelación para ver si hay mesa disponible. Eso también forma parte del auténtico espíritu de bistró. Después de las 22:00 de un día laborable, merece la pena probarlo. Luego vienen las tapas… y ahí, por fin, redescubrimos el sabor que creíamos perdido. La carta no es enorme, y eso es bueno: es señal de que cocinan, no solo montan. El pulpo sabe a pulpo, de verdad, fresco, sin trucos. El cerdo frito está impecable, crujiente sin ser grasiento. ¿Las croquetas de pollo? Perfectas, doradas, se deshacen en la boca, adictivas. Mi única pequeña decepción: las papas, que, como en todas partes, se han convertido en simples papas cocidas… ¡Aún soñamos con papas arrugadas de verdad, quizás algún día! Los postres son tan sorprendentes como las tapas. Nunca los pido, pero después de una comida así, es imposible no dejarse llevar por la curiosidad: fondant de chocolate, tarta de manzana, gofio… un final delicioso, perfectamente equilibrado y satisfactorio. En cuanto a vinos, viajarás por todo el mundo: unas cuarenta selecciones, incluyendo los imprescindibles vinos de Lanzarote, y una excelente variedad de licores, incluyendo whisky. El servicio es atento, amable y eficiente, al igual que la cocina: auténtica. ¿Y la cuenta? ¡Se olvidaron de la sal... como para los papás! En resumen, una auténtica joya en Cotillo, un lugar que te hará querer volver pronto.

Platos, tapas, platos principales y postres deliciosos. ¡Buena relación calidad-precio! El único inconveniente fue que se equivocaron un poco con los pedidos.

Queso frito, berenjena a la parmesana y cheesecake WOW! Recomiendo!

Comimos con unos amigos; picamos varias tapas y bebidas. Algunos productos, como el pan y el agua, eran un poco caros.

Buena comida (especialmente los entrantes) con verduras frescas cultivadas localmente y el surtido de queso de cabra local que era muy agradable. Para principal tuvimos entrecote’s pero aquí no encontramos IT coincidiera con nuestras expectativas al máximo. Los vinos por copa era bueno, ambiente bien.

Restaurante favorito en el cotillo - visitamos anoche y queremos volver ya! El bistec entrecôte era increíble - muy bien cocinado y muy sabroso como lo era el cerdo. El servicio fue impecable y todo el personal muy acogedor. Recomiendo encarecidamente este restaurante.