Monasterio de San Francisco en Palma del Río

Estancia encantadora en un hotel monasterio histórico: ¡muy recomendable! A principios de mayo de 2025 nos alojamos unos días en el precioso Monasterio de San Francisco en Palma del Río. ¡Y fue una experiencia inolvidable! Este antiguo monasterio rezuma historia y tranquilidad, a excepción de las campanas de la iglesia. Los relojes crean ambiente pero también están muy presentes… Además, el hotel ofrece todo el confort que puedas desear. Las amplias habitaciones y el baño están decorados con estilo y completamente equipados. Los atractivos jardines, patios y hermosa piscina completan el cuadro: un oasis de relajación. Lo que realmente me impresionó fue la extraordinaria hospitalidad del personal. Durante un importante corte de energía inesperado, permanecieron tranquilos y atentos, e hicieron todo lo posible para que nuestra estadía y la de los demás huéspedes fuera lo más placentera posible. ¡Gran clase! La ubicación también es ideal: desde la encantadora Palma del Río puedes estar en Córdoba y Sevilla en una hora: perfecto para excursiones de un día llenas de cultura y tapas. En resumen: un lugar único con carácter y comodidad.

Perfecto en todos los sentidos, personal encantador, lugar auténtico, excelente restaurante, habitación amplia y confortable, precio asequible. ¡Gracias por esta escapada andaluza de ensueño!

Mi familia y yo pasamos un tiempo maravilloso en el Hotel Monasterio de San Francisco. El clima era hermoso, lo que nos permitió comer afuera todas las noches y disfrutar de la piscina durante el día. Mi hijo pide volver. El hotel es muy relajante. El sonido de los pájaros y las campanas era increíble. Tuvimos algunos problemas con el servicio. Había confusión sobre qué comidas se nos permitían en nuestra tarifa de cena, alojamiento y desayuno. Creo que si hubiéramos sabido que solo había dos opciones por noche, no habríamos optado por esto. Las comidas de los niños eran básicas y lamentablemente no se comían. El desayuno era bueno, aunque como fuimos los primeros en bajar (gracias a los niños) descubrimos que los grupos de la gira, con un horario más temprano, habían usado todo y no se volvió a colocar nada hasta mucho después del horario estándar del desayuno. Una mañana nos sentamos a esperar en una mesa usada y no nos ofrecieron cubiertos ni servilletas limpias. El bar de autoservicio era una opción encantadora, sin embargo, el hotel estaba muy ocupado con fiestas. Un día durante nuestra estancia, el papel en el que anotas lo que llevaste no estaba extendido, las bebidas estaban calientes porque el hielo no había sido reemplazado y los invitados a la boda se estaban sirviendo solos. No me puedo quejar de la habitación, fue fantástica. La mayoría del personal fue encantador y siempre estamos felices de ayudar o ayudar a hacer sonreír a mi hijo pequeño.

Un hotel precioso. Con habitaciones amplias y una piscina increíble. Una pena la mala educación de las contestaciones de la recepcionista pelirroja(creo simplemente por que fuésemos una pareja joven). Pero bueno, salvo por eso, un hotel magnífico.

Muy bonito, habitación amplia, colchón genial, baño con ducha y bañera

Volveremos ! Recomendado 100% ! Este hotel cuida cada detalle, super limpio, camas muy cómodas, flores naturales en cada rincón . Cada detalle cuidado al milímetro. Carmen , fue la recepcionista que nos atendió, es una persona encantadora, profesional y muy respetuosa que se preocupa porque todo esté bien. El jardín es super bonito con huerto ecológico! Muchas gracias por todo

Muy bonito; un antiguo monasterio. Es una pasada. La decoración cuidada y zonas comunes muy adecuadas, con mesas en patios y jarras de agua. El personal no muy amigable, y no nos dieron opción de adelantar un poco el desayuno pese a que estaba ya todo dispuesto en la sala y que nosotros llevábamos mucha prisa por una competición..

Un precioso rincón para encontrar la paz o disfrutar del entorno. Y un al uerzo delicioso... el sitio para volver

Todo un lujo de experiencia. Nada que envidiar al mejor parador e incluso con un trato más personal y cercano. La ubicación perfecta respecto a todos los lugares que visitar. Aunque el problema es querer salir del monasterio.

No es la primera vez que disfrutamos de una estancia en este monasterio y no deja de sorprendernos. Las habitaciones son espectaculares, todas diferentes y cuidadas al máximo detalle, en un entorno (salones, patios, jardines, ...) impresionante. Mención especial para la restauración: cocina de la zona pero con un toque muy personal y exquisito. Un lujo!