Celebramos allí una cena familiar de 20 personas el último fin de semana de octubre.
De principio yo, como organizador del evento, tuve cierto recelo del lugar, primero porque estaba un poco apartado y, segundo, porque quien me atendió en la fase organizativa fue siempre correcto, sí, pero un tanto serio.
Tras intentar conseguir varias veces infructuosamente un presupuesto para esa cena de otro restaurante de Saldaña (la Casa Torcida, para más detalles), decidí reservar en La Brasa ya que el menú, al menos, era muy correcto y a un precio muy razonable. Y, sin duda, la mejor decisión.
Cenamos de lujo, platos sabrosos, cantidades para los más exigentes y atendidos en todo momento por una camarera que creo que era la dueña y que nos trató de lujo: pendiente en todo momento de nosotros, de lo que pudiéramos necesitar, y sirviendo los platos en su momento oportuno, sin prisas pero sin demoras. No recuerdo su nombre, pero si lee esta reseña, recibe el agradecimiento de todos/as los/as que aquella noche compartimos mesa y mantel. Sencillamente, nos mimaste.
Y para acabar, destacar una cosa que me parece muy importante y que en pocos restaurantes se da: el menú se conformaba con 4 platos para compartir y un plato individual. Este plato individual era variado (varios opciones de carne y varias de pescado) y no tuvimos que indicarlo lo días anteriores; allí, sobre la marcha, cada cual elegimos lo que nos apeteció en el momento. Un lujo.
Por cierto, todos los platos individuales estaban muy ricos, pero si hubo una coincidencia fue entre quienes pidieron solomillo; todos, sin excepción, comentaron que era de los mejores que habían comido.
En definitiva que si un día volvemos por la zona, la visita a este restaurante es más que obligada (a la Casa Torcida, ni a tomar un vino por bastante poca formalidad)
Jesus Ma
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17 Diciembre 2024
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