Tuvimos una estancia estupenda de 18 horas en esta encantadora propiedad. La dueña del hotel y su familia son encantadores y nos hicieron sentir como en casa. Disfrutamos de la piscina y el solárium con sus preciosas vistas a las colinas y viñedos cercanos. Hay un bar al aire libre bien surtido donde los huéspedes se reúnen antes de cenar. La cena en sí fue excepcional, preparada por la propia dueña del hotel. Lamentablemente, tuvimos que irnos temprano por la mañana antes del desayuno, pero esperamos volver algún día y probarlo también. En definitiva, este es un lugar maravilloso para una escapada relajante. Lo recomiendo encarecidamente.
Pasamos una noche, el personal es agradable, la comida buena pero el precio no está justificado, los colchones no son buenos, en una habitación no había agua caliente. Da sensación de una masiana que hace unos años estaba bien pero con el paso de los años no se ha hecho mentenimiento y se ha deteriorado.