María Castaña en Écija

Una comida exquisita y un ambiente muy acogedor.

Bien en general aunque los camareros algo despistados con los platos, pues llegaron a ponernos hasta 3 platos en la mesa que no eran nuestros. No obstante, trato amable, buen producto y buena cocina.

Una experiencia fresca en el centro de Écija, situada en un edificio antiguo decorado con mucho gusto

El camarero Pedro, todo un encanto, muy profesional, su atencion y la comida todo un 10.

Crítica constructiva para María Castaña: Entramos en María Castaña con ganas de disfrutar y nos encontramos con una cocina que, más que brillar, parecía esforzarse por parecer que brillaba. Empezamos con un trío de ensaladillas que, pese a su nombre ambicioso, ofreció un desfile de sabores apagados. La base ya era insípida y el topping consiguió el reto de aportar aún menos. Un número artístico, pero sin aplausos. El gambón rebozado en kikos con guacamole fue, sin duda, el héroe inesperado de la mesa. Crujiente, sabroso y bien acompañado por un aceite con sal de huevo y un pan calentito que pedía ser mojado como si fuera un ritual sagrado. Si todos los platos hubieran estado a esta altura, esta reseña tendría otra música. La lasaña crujiente de carrillada llegó con nombre de diva, pero cantó en playback. La carne recordaba más a un cocido rescatado del día anterior, sequita y sin emoción, con un crujiente misterioso que cumplía su función y una bechamel tan básica que parecía recién salida de un manual escolar. Faltó alma, chispa, algo. La presa con salsa de pistacho puso el broche final a esta montaña rusa culinaria. La carne, correcta sin alardes, venía acompañada de una “salsa de pistacho” que, en realidad, era pistacho molido presentado como si fuera magia. Las patatas panaderas estaban bien, sin historias. Y así llegó la cuenta: 37 euros que dejaron un eco de “podría haber sido mejor”. Mucha expectativa, presentación cuidada, nombres rimbombantes... pero el sabor se quedó corto, como si cada plato hubiese olvidado el ensayo general. Esperamos que esta crítica sirva para ajustar detalles, porque intención hay, estética también, y con un poco más de atención al sabor, María Castaña podría ser mucho más que una promesa decorada.

Gastrobar perfecto para comer, todo exquisito, volveré sin duda, el trato personalizado y super amable. Lo recomiendo 100%

La comida estaba muy buena y un estupendo servicio, cada plato en su justo momento. Y los camareros muy agradables. Recomiendo venir a comer.

Vinimos a Écija desde Córdoba y encontremos este Sitio tan increible, comida increíble, variedad de platos y no lo típico de siempre, se nota el cuidado en los platos, servicio bien, y la decoración y ambiente aún mejor, recomiendo mucho las croquetas y el secreto con migas y lo que no tanto el wok de verduras, muy poca pasta para tanta verdura. Paguemos 60€ y en total 6 platos, uno de ellos plato grande , 4 medias raciones y tapa (qué menuda tapa, la de croquetas, grande y buenísima), 3 refrescos y pan

Espectacular, servicio comida local....me ha gustado mucho. Volveré pronto 😊

Precioso restaurante en el centro de Écija. Una carta no muy amplia pero con platos bien elaborados. Camareros jóvenes y con entusiasmo aunque algo desorganizados. Si el tiempo lo permite, comer en la azotea merece la pena. Buena relación calidad/precio. Me decepcionó la tortilla de patatas al whisky porque, a pesar de que fuese un plato generoso, me resultó un tanto insípida.