La sal y el son en Málaga

Un pequeño restaurante de flamenco pequeño, pintoresco y acogedor. La unica Pena q ese día no había espectáculo

Espectacular. Nos lo recomendo mi cuñado y se quedo corto. La comida muy rica y el ambiente increible. Cantaron el directo, recitaron, etc., como he dicho espectacular. Volvere seguro cuando vaya por Malaga.

Nos topamos con esta joya. Nos sentamos dentro, rodeados de objetos auténticos y únicos. La comida estaba muy buena, pero el ambiente en general fue la guinda del pastel. Éramos los únicos angloparlantes, pero nos sentimos muy cómodos con los españoles cantando sus canciones y nos unimos a ellos. Una velada fabulosa. Recomiendo totalmente ir a disfrutar de una velada española.

Aparte comida muy rica el ambiente no se queda atrás

Estuvimos el sábado toda la familia y como siempre todo espectacular recomiendo el sitio 200%

Frituras únicas se dan como antiguamente en cartuchos de papel todo Riquelme

Comida muy buena, a pie de playa , Volveremos un placer👌👏👏👏

Comida buena ,buena atención por parte del camarero Eduardo y el cocinero. Volveremos.

Fui con un grupo de amigos, comida casera muy buena, ambiente muy andaluz, muy divertida la sobremesa con flamenco! Repetiremos!

Si el sur tuviera una embajada, estaría en La Sal y el Son. Entrar en este restaurante es como colarse en una caseta de feria, pero sin tener que esperar a agosto. Farolillos, lunares, vinito y un ambiente que te hace dudar si estás comiendo o ensayando para la Feria de Abril. La comida es un escándalo: cada plato sabe a "¡olé!". La carrillada te hace replantearte tu infancia, el pescaíto frito cruje con dignidad andaluza y el plato de papas ,huevos y gulas ...tienen más gracia que un cuplé de Carnaval. Pero lo mejor, el personal. No sé si te sirven o te adoptan, pero sales de allí con la barriga llena y el corazón contento. Y la música… ¡ay, la música! Sales marcando el compás con los talones, aunque hayas entrado sin saber lo que era un compás. En resumen: si no has ido, ve. Y si has ido, vuelve. Y si vuelves… ¡invítame!