No es la primera vez que vengo a este restaurante, pero me sorprende para bien la variedad y el acabado en sus arroces. Probamos un arroz de pata (manitas de cerdo deshuesadas) con garbanzos que no te deja indiferente, rico rico incluso con su socarrat. Primero tomamos algún aperitivo, a destacar la ensaladilla y su tartar de atún.. los postres son caseros que no sabes cual pedir de la pinta que tienen...
El ambiente agradable, y el servicio muy correcto.
Para volver.