La Garota en L'Escala

¿Volveré? Espero que la vida me permita regresar a esta playa y que los caminos por los que transite mi alma me conduzcan, de una u otra forma, a contemplar el azul de este mar; para volver a sentir la calidez de sus aguas cristalinas y el contacto de la brisa que todo lo envuelve con un manto de frescura y olor a Mediterráneo. Pero también he de volver por "La Garota" Por muchos años mis padres se empecinaron en venir a pasar cada verano en Montgó. Recuerdo haber venido muchas veces con ellos, de pequeño, y aún mantengo en mi mente un leve atisbo de haber caminado por entre las mesas de su hermosa terraza. Hoy, mis viejos ya no están..., pero por fin entendí la razón que les llevaba a venir a pasar tantos agostos acá: para dejar que el tiempo se congelara contemplando la playa y el mar desde las terrazas de La Garota; un estupendo restaurante de comida de mar, privilegiado por tener la mejor ubicación del sector, donde cada atardecer viene de postre a cortarte el aliento. Volver, sí que sí: por la paella y la sangría, por los mojitos y la esmerada atención de Sarita; la encantadora y siempre amable camarera de ojos impregnados de cielo nórdico y sonrisa perfecta. Volveré también, seguro que sí, por la sensación de haber encontrado un lugar, genuinamente paradisíaco, en el que puedo perderme en el horizonte tan solo con levantar la mirada de la mesa. No sé cuándo tenga la oportunidad de regresar, aunque el mediterráneo siempre estará ahí, meciéndose suave, esperando el verano y a sus veraneantes. Y, por supuesto, La Garota también seguirá ahí, inamovible y serena, como las rocas y el mar que la rodean porque, no por nada, lleva abierto casi medio siglo; siempre a la espera de enmarcar el sol del verano para sus comensales, deseosos de degustar un buen plato mientras la vista se embriaga de cielo y silencio total. ¿Volveré? Por supuesto. Hay que volver a donde la vida se queda sin prisas, mientras te dejas llevar hacia el horizonte y el azul de aguas quietas y tibias... Y que mejor que desde la tranquilidad y la pausa que reinan en las espectaculares tribunas de este restaurante anclado en el tiempo, a las rocas y al mar. Recomendado al 100 por 100 👍🏻