La cocina del Gaidovar en Grazalema

Comimos en lamplaza del pueblo al solecito agustísimo, el servicio rápido y amable y la comida muy muy buena. Las mejores croquetas del mundo!!

Bianca y sus trabajadores son geniales, nos han tratado espectacular, además de que la comida muy muy buena!!💞

Calidad precio inmejorable, gran descubrimiento

Todo espectacular, calidad precio un 10 , la comida esta increíble, las croquetas son un espectáculo, el sitio precioso y el personal muy amable y atento🙏🏼 ❤️

Una palabra, exquisito. Muy buen servicio, probad las croquetas. Todo de la carta merece la pena.

Nunca falla que vayamos a comer a este magnífico restaurante cuando estamos por la zona! La comida y la atención son excelentes y la encargada es un verdadero encanto. Son PETFRIENDLY, gracias por promover este tipo de turismo 👏🏼 Nos vemos pronto.

A sido toda una experiencia culinaria! No es un restaurante al uso, es un restaurante donde todos los ingredientes tiene un sentido. Los platos son elaborados con una materia prima excepcional y tanto el chef como el servicio están muy atentos. El restaurante está situado entre la plaza del pueblo y la iglesia. EDIT: He vuelto 2 años después desde la publicación y no me equivoqué en la publicación. Todo sigue siendo excepcional familia 🙌

Después de un puente en Grazalema donde comimos de lujo en todos los sitios , este con diferencia fue el mejor, lo mejor pata mi fue el tataki de lomo bajo, la costilla a baja temperatura y la tarta de queso , repetiremos¡¡¡¡¡¡

De esos sitios pequeños en los que sabes, desde que entras, que vas a comer bien. En gastronomía, el tamaño sí importa. Y La Cocina de Gaidovar lo demuestra con creces: un restaurante pequeño, de apenas cinco o seis mesas, donde se aprecia el mimo, la calma y el control de cada detalle. Está junto a la plaza del Ayuntamiento de Grazalema, en un enclave precioso, y conviene reservar con antelación. Comenzamos con una ensalada de pollo en kimchi, fresca y equilibrada, con el pollo crujiente y una salsa muy bien integrada. Después, el pan brioche de steak tartar, sabroso y bien aliñado, aunque una propuesta que ya se ve con frecuencia en muchos restaurantes. El tataki de lomo bajo, con salsa yakiniku y toques cítricos, estaba en su punto: carne de gran calidad, jugosa y bien tratada. Las chuletitas de cordero con patatas caseras fueron un acierto clásico: carne tierna, sabrosa y unas patatas doradas y suaves que acompañaban perfectamente. Cerramos con una tarta de queso casera, cremosa y ligera, que dejó un excelente sabor final. En conjunto, se nota el cariño en la cocina, la calidad del producto y un servicio tranquilo que permite disfrutar sin prisas. Es un restaurante donde se come muy bien y con producto excelente, aunque su propuesta es más tradicional que innovadora. El precio (80 € para dos personas) me pareció justo y coherente con la experiencia.

Increíble sitio que a primeras pasa desapercibido. Las croquetas de jamón son un espectáculo, una pena que no quedaban las de gambón. Tambien pedimos ensalada de pollo kimchi y carrillada al PX. 100% recomendable.