La Cocina de Ramon en Logroño

Este es un restaurante que visité por recomendación del hotel Aurea Palacio de Correos, donde me alojaba. Tenía muchas expectativas porque lo habían seleccionado para el "Bib Gourmand", pero en general, quedé satisfecho. Para empezar, los dumplings del entrante eran diferentes a los que solemos conocer, y me resultaron divertidos porque los reinterpretaron a su manera. De plato principal, pedí rodaballo, y el personal preparó medio pescado y me lo sirvió en la mesa. El espectáculo en sí no fue nada del otro mundo, pero el plato en sí fue muy satisfactorio. El sazón era perfecto y el sabor a ajo era sutil, un sabor que se adaptaba al paladar coreano. La carne del pescado estaba tierna y deliciosa. Sin embargo, el pan que venía con el plato fue un poco decepcionante. Pensé: "¿Eh? ¿Lo traerán pronto?", porque no salió hasta el final, así que me quedé un poco desconcertado. Viendo que las demás mesas eran iguales, parece que este es el estilo original. El pan en sí no tenía ningún sabor especial, así que era un poco aburrido, pero mejoró al mojarlo en la salsa de rodaballo. Y el servicio del personal fue un poco brusco. Al principio, pensé: "Hace un poco frío...", pero al final de la comida, pensé que ese estilo era el ambiente del restaurante. Bueno, fueron bruscos, pero hicieron todo lo posible, y cuando les hablé, fueron sinceros, así que la verdad es que fue muy cómodo. Pero si me hubieran recibido un poco más amablemente al principio, creo que la impresión general habría sido mejor para muchos clientes. Por último, cuando llegues a la entrada, puede que la puerta esté cerrada, así que no te asustes. ¡Solo toca el timbre y te abrirán! Creo que se necesita mucha valentía para alguien como yo, pero creo que experimentar diferentes culturas de esta manera es parte de la diversión de viajar.

Aunque hubo que recordarles que trajeran platos para compartir la comida, el resto fue todo muy bien.

Un restaurante con estrella bien merecido,la comida estuvo buenísima al igual que la atención,muchas gracias a todos el equipo.Super recomendado.

Simplemente genial! Para todos aquellos a los que les guste disfrutar comiendo y además sano, os lo recomiendo. El servicio también genial. Con opciones sin gluten. Con muchas opciones de verdura más allá de la típica ensalada. Sin duda muy recomendable si estáis en Logroño. Sin duda, volveré. Mil gracias por hacerme disfrutar comiendo que no es nada fácil!!

Gran cocina, muchísima calidad y atentísimos Aunque la fachada del restaurante es fea el interior está muy bien y distribuido en varios comedores Muy buena experiencia gastronómica

La comida deliciosa, el servicio puede mejorar.

Teníamos muchas ganas de probar el rodaballo vasco; el hotel nos recomendó el restaurante, que incluso nos hizo la reserva. Para empezar, compartimos las gyozas: el rodaballo, frito en abundante aceite y con aún más ajo, ¡estaba espectacular! Venía con una salsa verde agradablemente ácida; el pescado estaba simplemente exquisito. Nos saltamos el postre; lo comimos en Laurel Street. El servicio fue agradablemente discreto y se habla inglés, pero vale la pena consultar la carta antes. ¡Muy recomendable!

Simplemente espectacular! Vinimos un grupo de 11 amigos a celebrar una despedida, reservamos el menú de 60€ y una maravilla. Comida, atención, servicio de 10. A parte tuvimos la suerte de conocer a Ramon, chef y propietario!

Estuve cenando en este sitio en 2019 y guardaba buen recuerdo. Sin embargo, de repente lo cerraron, cambió de dueños o algo sucedió, por lo que dejé de acudir. Pues este último fin de semana decidí volver, así que el domingo 30 de marzo de 2025 comí aquí con mi novia, previa reserva telefónica. Nos sentaron en el piso de arriba, al que hay que acceder a través de unas escaleras muy empinadas y estrechas, como de barco. Una vez arriba, hay dos o tres salas con pocas mesas. Un punto negativo es que la acústica de la sala donde nos sentaron no era muy buena, esto lo sé porque cuando llegamos había un grupo de cordobeses en la mesa de al lado que no es que gritaran mucho, pero el sonido retumbaba y hacía doler la cabeza. Por suerte se fueron enseguida, y luego vinieron en su lugar unos clientes portugueses que hablaban bajito, así que no hubo mayor problema al respecto. Pedimos para beber una botella de Remelluri, de entrante las verduras del mercado (muy sabrosas y con una salsa muy buena), las gyozas de cordero (espectaculares), el solomillo de vaca (riquísimo), y de postre la tarta de queso, que leí que había ganado un premio y obviamente no decepcionó, la mejor textura cremosa que he catado en una tarta de queso. Nos atendió Corina, la camarera rubia, alta y delgada. Una mujer muy correcta, educada, profesional y simpatiquísima. Un 10 para ella.

Un lugar para disfrutar de la comida ensayando con platos novedosos. Probamos los buñuelos de morcilla, espectaculares. Calidad, servicio, infraestructura... en fin , todo perfecto. Sin duda es mi preferido de Logroño.