La Cocina de Ramon en Logroño

Como muchos de los establecimientos de la calle Laurel es muy recomendable para tomar unas tapas

Local en el centro de Logroño con un gran número de reconocimientos de la guía Repsol y Michelin. El trato es exquisito, enhorabuena a todo el personal. El ambiente es acogedor y permiten la entrada de niños, a los que tratan con mucho cariño, aunque no sea un lugar enfocado a este público. La comida está muy bien. Platos muy cuidados y calidad elevada de los productos. Para mi solo le faltaba ese “punch” que lo hiciese excelente. Lugar altamente recomendable.

Una experiencia excelente de principio a fin. El ambiente, acogedor; el servicio, atento y profesional; y, por supuesto, la comida, muy buena. A destacar especialmente las croquetas, la paletilla y la tarta de queso, que estaban espectaculares, aunque lo cierto es que todo lo que probamos estaba buenísimo. Sin duda, un lugar para repetir.

Hemos estado comiendo, un lugar con estrella y sol, el sitio peculiar, dentro no tiene paredes la separación es con cortinas lo cual no es incómodo pero si deberían de limpiarlas más porque arrastran por el suelo y se ve feo un sitio que por el precio debería verse más limpio. Pedimos unas anchoas para picar que estaban riquísimas y unas croquetas que te las puedes comer en cualquier lado no tienen nada de especial mucha bechamel y poca chicha, la menestra muy buena bien de cantidad y calidad, las chuletas muy ricas para mi gusto demasiado hechas, y el solomillo bien de punto y tierno, con una guarnición dulce, la tarta de queso demasiado líquida parecía una natilla, los camareros muy atentos y educados. En resumen buen sitio para comer pero los precios son demasiado elevados para lo que dan.

Reservé en este Restaurante por las buenas opiniones que había leído y no nos ha defraudado. La comida exquisita, el personal muy atento y profesional. El chef pasó por las mesas, preguntando por la experiencia. Recomiendo las croquetas de jamón, la gyozas, las mejores que he comido, las alcachofas muy tiernas, paletilla de cordero excepcional. Esté día tenían huevos con patatas y trufa, y estaban increíblemente buenos. Para terminar, nos recomendaron un pastel de chocolate, súper rico. Sin duda, volveré.

Un sitio tranquilo y bonito con una comida excelente

Estuve cenando en este sitio en 2019 y guardaba buen recuerdo. Sin embargo, de repente lo cerraron, cambió de dueños o algo sucedió, por lo que dejé de acudir. Pues este último fin de semana decidí volver, así que el domingo 30 de marzo de 2025 comí aquí con mi novia, previa reserva telefónica. Nos sentaron en el piso de arriba, al que hay que acceder a través de unas escaleras muy empinadas y estrechas, como de barco. Una vez arriba, hay dos o tres salas con pocas mesas. Un punto negativo es que la acústica de la sala donde nos sentaron no era muy buena, esto lo sé porque cuando llegamos había un grupo de cordobeses en la mesa de al lado que no es que gritaran mucho, pero el sonido retumbaba y hacía doler la cabeza. Por suerte se fueron enseguida, y luego vinieron en su lugar unos clientes portugueses que hablaban bajito, así que no hubo mayor problema al respecto. Pedimos para beber una botella de Remelluri, de entrante las verduras del mercado (muy sabrosas y con una salsa muy buena), las gyozas de cordero (espectaculares), el solomillo de vaca (riquísimo), y de postre la tarta de queso, que leí que había ganado un premio y obviamente no decepcionó, la mejor textura cremosa que he catado en una tarta de queso. Nos atendió Corina, la camarera rubia, alta y delgada. Una mujer muy correcta, educada, profesional y simpatiquísima. Un 10 para ella.

Estuve cenando en este sitio en 2019 y guardaba buen recuerdo. Sin embargo, de repente lo cerraron, cambió de dueños o algo sucedió, por lo que dejé de acudir. Pues este último fin de semana decidí volver, así que el domingo 30 de marzo de 2025 comí aquí con mi novia, previa reserva telefónica. Nos sentaron en el piso de arriba, al que hay que acceder a través de unas escaleras muy empinadas y estrechas, como de barco. Una vez arriba, hay dos o tres salas con pocas mesas. Un punto negativo es que la acústica de la sala donde nos sentaron no era muy buena, esto lo sé porque cuando llegamos había un grupo de cordobeses en la mesa de al lado que no es que gritaran mucho, pero el sonido retumbaba y hacía doler la cabeza. Por suerte se fueron enseguida, y luego vinieron en su lugar unos clientes portugueses que hablaban bajito, así que no hubo mayor problema al respecto. Pedimos para beber una botella de Remelluri, de entrante las verduras del mercado (muy sabrosas y con una salsa muy buena), las gyozas de cordero (espectaculares), el solomillo de vaca (riquísimo), y de postre la tarta de queso, que leí que había ganado un premio y obviamente no decepcionó, la mejor textura cremosa que he catado en una tarta de queso. Nos atendió Corina, la camarera rubia, alta y delgada. Una mujer muy correcta, educada, profesional y simpatiquísima. Un 10 para ella.

Excelente cocina,gran amabilidad en el servicio,por un tema personal se preocuparon mucho de nosotros . Destacar las verduras.Comimos menestra y alcachofas.Las dos de 10.La tarta de queso espectacular. Se trata de cocina de temporada y de calidad. Volveremos sin dudarlo.

Un lugar para disfrutar de la comida ensayando con platos novedosos. Probamos los buñuelos de morcilla, espectaculares. Calidad, servicio, infraestructura... en fin , todo perfecto. Sin duda es mi preferido de Logroño.