La Cocina de Ramon en Logroño

No lo vale. Creo que los precios están inflados. La comida es bastante normal, algunos platos más ricos y otros no tanto. Te cobran el pan (que no es bueno) y a buen precio, sin ni siquiera preguntarte si lo quieres. Una práctica de mal gusto casi desterrada, que algún restaurante sigue llevando a cabo. No hay vino por copas, así que tienes que pedir media o una botella, también cara. En fin, pagamos por cosas que no queríamos y la experiencia gastronómica no fue especialmente buena.

Excelente restaurante, tanto los platos de carne como los de pescado estaban muy bien preparados. La tarta de queso estaba divina.

Comida sólida con servicio casi catastrófico. No puedo creer que este restaurante tenga un Bid Gourmand Michelin. Cuando pedimos una mesa, nos trataron como una prueba, a pesar de que el restaurante estaba vacío. Le pedimos recomendaciones a nuestro camarero en la sección de carne y obtuvimos una lectura lenta y condescendiente de todo el menú. También parecía molesto porque no estábamos listos para pedir vino a los dos minutos de sentarnos. Mi esposa habla español con fluidez, por lo que no hubo barrera del idioma. También pudimos escuchar al personal quejándose y quejándose en general en la cocina. El segundo servidor salvó un poco nuestra experiencia al ser educado y servicial. La comida en sí era interesante con algunas influencias japonesas. Mi esposa y yo dividimos algunos platos y quedamos impresionados con el tamaño de las porciones. No fue mi intento favorito de fusión del este de Asia, pero creo que hubo algunas ideas interesantes. Disfruté el atún chamuscado y la gyoza parecía evocar la comida reconfortante española. No estoy seguro si regresaría. Repensaría completamente su servicio si quieren conservar su reputación.

No manejan vino por copa. Pedi media botella y me dijeron que ya se les habían terminado. Me recomendaron pedir una botella y que me llevara lo que sobrara, a partir del momento que les dije que solo agua cambiaron su actitud. Por cierto la comida rica

Excelente comida y atención. El arroz con bogavante y las gyosas de cordero espectacular. La tarta de queso también es insuperable.

Como muchos de los establecimientos de la calle Laurel es muy recomendable para tomar unas tapas

Una experiencia excelente de principio a fin. El ambiente, acogedor; el servicio, atento y profesional; y, por supuesto, la comida, muy buena. A destacar especialmente las croquetas, la paletilla y la tarta de queso, que estaban espectaculares, aunque lo cierto es que todo lo que probamos estaba buenísimo. Sin duda, un lugar para repetir.

Local en el centro de Logroño con un gran número de reconocimientos de la guía Repsol y Michelin. El trato es exquisito, enhorabuena a todo el personal. El ambiente es acogedor y permiten la entrada de niños, a los que tratan con mucho cariño, aunque no sea un lugar enfocado a este público. La comida está muy bien. Platos muy cuidados y calidad elevada de los productos. Para mi solo le faltaba ese “punch” que lo hiciese excelente. Lugar altamente recomendable.

Estuve cenando en este sitio en 2019 y guardaba buen recuerdo. Sin embargo, de repente lo cerraron, cambió de dueños o algo sucedió, por lo que dejé de acudir. Pues este último fin de semana decidí volver, así que el domingo 30 de marzo de 2025 comí aquí con mi novia, previa reserva telefónica. Nos sentaron en el piso de arriba, al que hay que acceder a través de unas escaleras muy empinadas y estrechas, como de barco. Una vez arriba, hay dos o tres salas con pocas mesas. Un punto negativo es que la acústica de la sala donde nos sentaron no era muy buena, esto lo sé porque cuando llegamos había un grupo de cordobeses en la mesa de al lado que no es que gritaran mucho, pero el sonido retumbaba y hacía doler la cabeza. Por suerte se fueron enseguida, y luego vinieron en su lugar unos clientes portugueses que hablaban bajito, así que no hubo mayor problema al respecto. Pedimos para beber una botella de Remelluri, de entrante las verduras del mercado (muy sabrosas y con una salsa muy buena), las gyozas de cordero (espectaculares), el solomillo de vaca (riquísimo), y de postre la tarta de queso, que leí que había ganado un premio y obviamente no decepcionó, la mejor textura cremosa que he catado en una tarta de queso. Nos atendió Corina, la camarera rubia, alta y delgada. Una mujer muy correcta, educada, profesional y simpatiquísima. Un 10 para ella.

Un lugar para disfrutar de la comida ensayando con platos novedosos. Probamos los buñuelos de morcilla, espectaculares. Calidad, servicio, infraestructura... en fin , todo perfecto. Sin duda es mi preferido de Logroño.