18/08/2025: No hay palabras para describir el cuidado y el amor con que la gente de aquí gestiona este lugar. Desde el momento en que entras, lo sientes: esto no es solo un restaurante, es un trabajo de esmero. Los sabores son absolutamente indescriptibles. Nacidos de los ingredientes más sencillos, pero combinados con una maestría tan sencilla que te preguntas cómo algo tan humilde puede tener un sabor tan extraordinario. Hay algo en la calidad de los ingredientes, desde las sencillas patatas hasta los más exquisitos, que les confiere un sabor excepcional.
El menú es un tesoro de la comida tradicional española. Los Huevos con Pisto (huevos con un ratatouille rústico de pimientos, cebollas, calabacín y tomates) llegan contundentes y llenos de alma, la perfecta armonía de verduras de la tierra coronadas con huevos perfectamente cocinados. El Salmorejo (una sopa de tomate andaluza espesa y aterciopelada, más rica y cremosa que el gazpacho) es suave, refrescante y profundamente satisfactorio: un plato que resulta refrescante y placentero a la vez. Y luego está la Sopa Castellana (sopa de ajo castellana con pan, pimentón y huevo poché), un auténtico clásico de la cocina española que aquí se convierte en un cálido abrazo en un tazón, rústica y de sabor potente, a la vez que reconfortante y nutritiva. Debe haber algo en la tierra, el agua o los ingredientes que intervienen.
Cada plato refleja lo que ya anuncia el pequeño cartel exterior: "El secreto de lo que hacemos es el amor y el cuidado". Y, de hecho, se nota. Brilla en la comida, resplandece en el servicio, perdura en el ambiente.
El personal no podría ser más acogedor. Genuinamente amables, atentos sin ser intrusivos, y claramente orgullosos de lo que sirven. La comida en sí es sencilla, justa y honesta, pero el *sabor*, una vez más, es indescriptible. Esta es una cocina que nutre tanto el cuerpo como el alma.
Un consejo: aunque reservar no es estrictamente obligatorio, es absolutamente imprescindible. La reputación de este lugar es bien merecida, y las mesas se llenan enseguida. Planificar con antelación te asegura no perderte la experiencia.
He viajado por todo el país y varios otros, y he comido en restaurantes de lujo. Esto no es así. Sin embargo, "El Patio de Chus" es algo igual de memorable, si no más: auténtico, emotivo e *impresionante* a su manera. Las fotos de generaciones pasadas que adornan las paredes lo demuestran.
Si te encuentras a menos de 500 kilómetros cuadrados de este lugar, no puedes —repito, absolutamente no puedes— perdértelo.
Toda una experiencia. Totalmente recomendable. Te *sorprenderás*.
P. D.: No te vayas sin postre. Prueba el mousse de chocolate: rico, ligero y delicioso. ¿Y el flan 🍮? Merece la pena disfrutarlo. Todo casero, todo inolvidable.
17/08/2025: Pedimos el menú especial de 22€, de primero patatas revolconas, muy buenas pero no las mejores que he probado, y de segundo mi pareja se pidió el entrecot (muy bueno) y yo el cochifrito (también muy bueno). Calidad precio muy bien, tienen diferentes tipos de menú, el diario y dos especiales. La atención buena pero esperamos bastante entre plato y plato.