Karma en Marbella

Playa genial, personal amable, comida deliciosa y, en general, ¡un ambiente genial! ¡También se admiten mascotas! ¡Gracias por eso!

Un lugar estupendo, pero como en la mayoría de los restaurantes españoles, el servicio no es el mejor. Siempre tenemos que pedir bebidas o menús, lo cual es una verdadera lástima.

Es un restaurante estupendo. Los camareros y los dos chicos, Henry y Mehmet, ¡hacen un trabajo fantástico! Un saludo a la cocina... siempre fue un deleite para el paladar. Les deseo a todos una feliz temporada.

Fuimos después de almorzar y nos arrepentimos de no haber venido. El personal fue encantador, el ambiente estuvo bien y el postre estuvo delicioso. Volveré para probar el plato principal.

Experiencia inmejorable! Nos atendieron todos los camareros super bien. Muy educados y siempre pendiente de que no faltara nada. Fuimos a cenar de casualidad y al día siguiente repetimos para comer. Todos los platos que probamos exquisitos.

Un chiringuito agradable, pero nada del otro mundo. El Buddha Bowl estaba delicioso, pero nada del otro mundo. Se admiten perros, lo cual no me gustó, y te sientas en la arena, lo que da una sensación y un aspecto muy sucios (había un montón de cosas sucias en la arena).

Incluye sombrilla, dos tumbonas y un almuerzo abundante con buen vino. No fue un día barato, ¡pero hay algo mejor! Playa preciosa, comida excelente y ambiente inmejorable. Sin bullicio ni aglomeraciones.

Me encanta este club de playa y vengo a menudo. El servicio, la comida y el ambiente son geniales. Es un lugar precioso para pasar el día en la playa.

Pasamos una noche maravillosa y nos encantaría volver. En la imagen: el Budda Bowl con coliflor en masa de tempura.

Fuimos por casualidad, y como se puede apreciar en la foto y el vídeo, es un lugar verdaderamente acogedor. Tranquilo, con un ambiente que transmite paz. El mobiliario está correctamente distribuido y, junto con las vistas a la playa, la sensación de la arena bajo los pies y un hilo musical bien elegido, se crea una atmósfera ideal que te hace no querer marcharte. El camarero que nos atendió fue sinceramente muy afable y profesional, y nos orientó con gran acierto en nuestra elección. La carta es variada. Aunque los precios puedan parecer algo elevados, la experiencia sensorial y la exquisitez de los platos hacen que valga totalmente la pena. Me encantaría volver para probar las carnes, ya que observé que muchos comensales pedían tanto carne como costillas. Destacar especialmente la ensalada de queso de cabra, pera y frutos rojos , que está a otro nivel. No creo haber probado una ensalada tan deliciosa; mi más sincera enhorabuena a quien la haya creado. El tartar de salmón con aguacate es fresco, ligero y deja un toque tropical tras cada bocado. La hamburguesa es un plato generoso, acompañado de patatas que hacen difícil terminarlo… pero que te llenan de satisfacción al ver esa carne de unos 250g, el pan tierno y la salsa chorreando con cada bocado. Una delicia. (En lo personal, cambiaría la lechuga por otra variedad que aporte más sabor a la burger. No es una queja, simplemente una sugerencia de fan incondicional de las hamburguesas.) Los baños están bien diseñados, y el gran espejo exterior añade un toque divertido para quienes disfrutan de hacerse fotos para redes sociales y “posturear” un poco. En resumen: un 10 en atención, un 10 en diseño del local y un 12 en ambiente. Muchas gracias por esta experiencia tan especial. Volveré, esta vez con la familia. ¡Hasta pronto!