Kaos en Palamós

Comida excelente. Muy buena carta de vinos. Falta un sumiller Servicio correcto, como ocurre en muchos restaurantes, falta un buen Maitre. Siga así y triunfará. Gracias Chef

Buena comida de calidad, raciones tirando a escasa, faltaba en todos los platos una cucharada más por el precio del plato. Ambiente y servicio buenos.

El ambiente es agradable y el servicio discreto y profesional. Al mismo tiempo que atento, hemos hecho no pocas preguntas sobre los ingredientes de los platos. La comida excelente. Mención especial a los puerros a la carbonara y la tortilla de sobrasada y bacalao. ¡Muchas opciones de cervezas sin gluten, agradecidas!

Cada vez mejor!!! Hoy hemos probado unos Pies de cerdo con tártaro de cigalas que estaba buenísimo. Las trufas de chocolate blanco también nuevas a carta. Pescado fuera carta: rascaza especracular. ❤️❤️❤️

Comida variada y producto de calidad. Quizá algo caro. El peronal muy correcto y atento.

Quae visa placent (y la perla de Palamós). Decía Santo Tomás de Aquino que, bello, es aquello que agrada a la vista (pulchra sunt quae visa placent). Las palabras del teólogo católico no se limitan a la experiencia visual, sino a la armonía y el todo de lo que se percibe. La aventura Kaos bascula entre el Bages y l’Empordà, y es tan bella y tan auténtica que perturba. Y te reinicia. Pasó por Llançà, Girona, Barcelona, por Palafrugell. Cadaqués. La perla de Palamós es un concierto que nace del amor y, con ello, nada malo puede pasar aquí. En pocas ocasiones vimos el orden y la disposición, el enaltecimiento del producto (la frescura de la caballa, el insulto de la parpatana, por generosa, o el vigor de un arroz sin bicho que levanta a un muerto) pero, sobre todas las cosas, jamás conocimos un corazón tímido con la mano tan firme en la cocina ni una cara tan limpia de sonrisa infinita comandando la sala. Nos llevamos de Cristina y de Dovar la lección de que otro mundo es posible, de que (de una vez por todas) podemos sentirnos parte de él, dejar de ser extraños. También recordaremos, por mucho tiempo, la vinoteca de madera española, 300 referencias que guardan el secreto de otras tantas cosechas y de tanto milagro. Hubo postre, sí. Pero el día nos obsequió, como el lazo de un regalo, con una puesta de sol preciosa entre las montañas malva del Montseny. El regreso a casa. En la foto, guisante del Maresme a la brasa, salsa thai (leche de coco, galangal, jengibre, citronela y caldo de marisco), puré de tirabeques y aceite de cilantro y albahaca. Un pase que debería avergonzar a muchos tantos otros platos y lugares y que no nos quitaremos de la cabeza en mucho tiempo.

Servicio excelente. Y comida que sorprende...espectacular...acompañada de una inmejorable carta de vinos.

Fuimos a este restaurante con muchas expectativas pero no volveremos. En general, nos pareció un sitio bastante mediocre. Uno de los cuatro platos (los guisantes con berberechos) tardaron mas de 45 minutos en servirse .. los berberechos estaban frio y el plato se terminaba en 4 cucharada (30 y pico euro ..). La propuesta de postres la note poco original (típica tarta de queso, etc,) 135 eur por 4 platos sin alcohol :/

¡La mejor burata! Realmente disfrutamos IT juntos y el personal amable - la comida muy buena y disfrutamos del ambiente allí

La cocina es maravillosa, almorzamos genial. El producto de muy buena calidad. Todo trancurrio rápido y con buena atención.