No comimos, pero sí que tomamos un apperol y un té helado.
El local tiene una terraza amplia y es dog friendly. Nos trajeron una camita para que nuestro perro descansara mientras tomábamos algo.
Los camareros son jóvenes y algo inexperimentados, pero tienen buena actitud y son atentos.
Los precios no fueron caros tratándose de la zona en la que está.
Los servicios estaban limpios y son bastante bonitos.