Hotel-Restaurante Molino Grande del Duratón en San Miguel de Bernuy

Espectacular, un sitio especial para desconectar de todo y el trato inmejorable 👌🏼

Excepcional alojamiento y restaurante Nos alojamos la semana pasada. La experiencia no ha podido ser más positiva. El enclave de lujo. las habitaciones, grandes, limpias, cómodas, con bellas vistas, muebles antiguos preciosos, buenas camas (yo reservé apartamento). Por parte de los dueños todo fueron facilidades. Gracias Carolina por todas tus atenciones, especialmente con la incidencia de la peque.. no podiamos estar mejor atendidas. Gracias Chema por tu linda atención también con pedales y piscina. Toda la familia encantadora, así como el personal. En muchos aspectos muy comparable con Paradores. Fue un gran descubrimiento que recomiendo con toda honestidad.

Decorado estilo rustico diria yo. Muy bien decorado con mobiliario y objetos que recuerdan casas señoriales antiguas. Estuvimos de fin de semana. Cogimos habitacion pequeña, bien situada. En planta tercera con ascensor. Esta planta tiene un gran hall (podiamos decirlo asi) donde encontramos dos ambientes distintos, un ambiente de salon con sofas, chimenea y mesa hecha con un fuelle de fragua (foto) y otro ambiente que sería como el salon de lectura. En esta planta hay una cristalera enorme que permite ( a modo de mirador) estar contemplando el curso del rio y el paso de los buitres. También puedes estar sentado en la terraza al otro lado del cristal, con la cervecita en la mano, contemplando rio y paisaje. Lo mas curioso de las habitaciones, por lo menos las de esta planta, es el bidet. Ahí lo dejo, si alguna vez te alojas aquí descubrirás a qué me refiero. Nosotros veníamos en plan de fotografia de aves. Varias rutas para poder caminar, ver aves y paisaje y hacer fotos guapas. Los desayunos: suficiente. Cafe, leche, fruta, zumo, bolleria, tostadas, jamon, queso, etc. A destacar los bizcochos caseros de Chema. El trato muy bueno por parte de Eveline y todo el personal. El trato por parte de Carolina muy bueno. Nos gustó conocer a Juan y a su mujer, hablar con ellos y en especial la conversacion con Juan. (88 años). Sin duda volveremos. Nos quedaron lugares, cosas y charlas pendientes.

He ido a comer con mi familia (con dos niños pequeños) y el sitio es una pasada. Solo el enclave y las vistas, en pleno río (pasa por debajo de tu mesa) ya merece la pena. Buena comida y bien de precio. El personal ha sido súper amable (un joven de tez morena, no sé su nombre, pero muy atento, destacable su buen trabajo). Con lo pesados que somos hoy en día con las fotos y demás... siempre sonriente, él y todos. Recomendable!!!