Hotel Castillo de Santa Catalina en Málaga

Un maravilloso hotel antiguo lleno de encanto ibérico. Las habitaciones son modernas y confortables. Manuel en recepción es un verdadero caballero, la mayoría del personal es muy bueno. Tranquilo y pacífico, es agradable estar a 5 minutos en coche o 20 minutos a pie del centro. ¡Disfrutar!

Magnífico hotel bien situado en Málaga. El entorno es espléndido y el personal muy agradable. El único inconveniente es la piscina, que es demasiado pequeña para un hotel de 5*. Por lo demás, unas vacaciones mágicas.

Uno de los mejores hoteles en los que hemos estado. Está decorado con gusto, tiene hermosas vistas, las habitaciones son geniales y el servicio fue increíble (uno de los mejores servicios que hemos visto en un hotel). En general genial.

Lugar de ensueño. Estuvimos la noche del 7 al 8 de septiembre. La comida, el servicio, la habitación, las vistas… todo espectacular. Esperando nuestro aniversario para volver.

Muy buen hotel excepto por una piscina que merece una pequeña renovación.

Precioso. Las habitaciones son muy confortables. La atencion es buena. La terraza con vista al mar y al puerto es perfecta para cenar o tomar un vino al atardecer o para desayunar. Nos encantó.

Precioso buena atención y calidad en sus productos. La piscina es un espectáculo para ver el atardecer disfrutando sus aguas.

Esta es una propiedad increíblemente hermosa dirigida por personas increíblemente incompetentes. Para ser claros, los conserjes y el personal de limpieza, todos ellos, fueron muy serviciales. La culpa aquí es de la dirección y los camareros. Obviamente, a la gerencia no le importa brindar una buena experiencia a los huéspedes. He visto varias críticas que mencionan las mismas cosas de las que nos quejamos con respecto a la habitación en la que nos alojamos. El tapón de la puerta de la ducha no funcionaba y el cabezal de la ducha estaba suelto y goteaba por todas partes. Al final de cada ducha, el agua se acumulaba en todo el baño e incluso en el dormitorio. Sin embargo, lo más importante es que los camareros eran increíblemente groseros y terribles en su trabajo. Simplemente se quedaban en la estación de camareros hablando entre ellos y parecían molestos si necesitábamos algo. Tardaron en sacar la comida y nunca nos controlaron después de eso. Tenía que levantarme cada vez que quería pedir algo o recibir la cuenta. En las ocasiones inevitables en que los servidores se equivocaban en un pedido, actuaban molestos porque les señalábamos sus fallas. Después no nos quisieron dar reembolso ni descuento. Este lugar podría ser un hotel de clase mundial, pero a su administración le falta cuidado, pasión, habilidad, conocimiento, deseo y atención al detalle.