Hosteria la Rabida en Palos de la Frontera

Es difícil llegar (no te fíes de GPS) porque la ubicación no es accesible en coche. Hay que aparcar al otro lado de la carretera, cruzar el paseo, dejar el monasterio a la izquierda y bajar una pequeña cuesta. Cuando sabes llegar es fácil, pero si no puedes pasar una hora dando vueltas. Fuimos a una cena con show, no sé si la comida será siempre así. El sitio está bien, bonito y algo elegante. Los camareros educados pero nada especial. La comida pretende ser de primera pero es bastante normalita. Pedimos ensaladilla, rica; carrilleras, con trozos de carne medio secos; y merluza, porciones pequeñas mal descongeladas y sin sabor. Las salsas de ambas muy ricas, pero la materia prima, estando en Huelva, pues bastante lamentable. No creo que vuelva.

Celebré mi boda en allí y el lugar tiene unas vistas preciosas. Contactar con la gerente, a veces puede costarte algo de tiempo, pero responde. Nos permitió incluir en el menú entrantes que no tenían ellos en su lista sin problema alguno y ¡qué rico les quedo! También nos permitió decorar el salón y el exterior libremente, dejándonos una habitación para guardar cosas y recogerlas otro día. Los entrantes estuvieron muy sabrosos y entre todos me quedo con el arroz de carrilleras, la tortilla de patatas, los chocos, las croquetas de marisco y puchero (que volaron en 10 min) y el salmorejo de mango. Las gambas en mesa estuvieron riquísimas y bien cocidas. Para los invitados que no comían marisco, pusieron un plato de risotto que encantó! El plato de menor calidad fue el principal de carne, aunque la salsa al Pedro Ximenez y las patatas al horno estaban bien. Se adaptaron siempre a nuestras necesidades y el salón comedor les quedó muy bonito y elegante. Por proponer alguna mejora: mejorar el estado de conservación del edificio y tener una vía de comunicación más rápida.