Hostal la Gallega en Cacabelos

Buen albergue, habitaciones limpias y cómodas con dos literas y wc/ducha dentro de la habitación. Buena atención y amabilidad. No tiene cocina pero si una zona de comedor con microondas. También tiene bar, aunque cuando yo estuve estaba cerrado.

Buen Hostal. Buena cama y buena comida.

Un excelente hostal con todo lo necesario para pasar la noche cómodamente. Limpísimo, la ropa de cama está impecable. Se puede comer o beber algo en el bar. La atención es realmente buena. Muy recomendable.

Bonito y pequeño albergue con buena comida y habitaciones para 4 personas.

Habitación amplia limpia y tranquila el matrimonio que regenta el establecimiento son muy atentos te informan muy bien de cualquier duda que tengas muy recomendable

Hostal bien ubicado, sencillo pero muy limpio y bien equipado, he estado en hoteles peores. Muy bien cuidado. Personal súper amable. Dispone de cafetería, restaurante y parking. Relación calidad precio excelente. Muy recomendable.

Grandes anfitriones. Muy buena atención y las instalaciones perfectas.

Hemos estado unos dias en familia y genial. Todo superlimpio, y bien. Los desayunos muy buenos. Hemos estado muy a gusto.

Bien el sitio . La mujer mayor que nos atendió creo que no estaba de muy buen humor, apenas nos dirigió la palabra.

Struttura “multitasking”, con hostal, albergue (con camere al primo e secondo piano) e bar con cinque tavoli al piano terra, sistemati di fronte al bancone. Assolte le consuete formalità di registrazione e pagamento, sono stato accompagnato alla mia stanza, collocata al secondo piano, dotata di un letto a castello e due letti singoli, armadietti, ed un tavolo con sgabello. Bagno e cabina doccia, esclusivi, si trovavano in camera, molto ben tenuti ed efficienti. Molto gentile e premurosa la signorina dell’accettazione. Il bar effettuava un servizio di ristorazione, offrendo piatti pronti portati a cottura; tre le alternative disponibili, a scelta tra diversi tipi di pizze, piatti di pasta (normale e ripiena), e diversi tipi di paella. La giornata di pioggia battente mi ha convinto a giovarmi di questa possibilità, evitando di uscire a cercare un ristorante. A pranzo ho mangiato un piatto di ravioli con salsa al formaggio, accompagnato da un calice di vino rosso, mentre a cena ho optato per una paella “iberica”, con pollo, chorizo, e verdure, un gelato, ed una birra a spina. Non due pasti memorabili, ma sufficienti a togliere la fame, e tutto sommato dignitosi.