Havana en Pineda de Mar

Al entrar en esta granja, te sientes como si el tiempo se detuviera y el corazón encontrara un lugar cálido donde quedarse. Desde el primer momento, el personal (oh perdón, la familia) te recibe con sonrisas genuinas y una amabilidad que te hace sentir como en casa. No es solo atención; es cuidado, detalle y un amor palpable por lo que hacen. El ambiente, con su decoración cálida y familiar, envuelve el alma como un abrazo en una tarde de invierno. Las televisiones no solo transmiten música, sino que despiertan recuerdos entrañables, llevando la nostalgia a un nivel que alimenta tanto el corazón como el oído. Y luego, está la comida. Cada servicio es un testimonio de la calidad de los ingredientes y del respeto que tienen por el arte culinario. No hay pretensiones, solo autenticidad. Cada bocado es una celebración de sabores bien logrados, donde la excelencia del producto brilla y se valida con cada detalle servido en el plato. Son nostálgicos de los sabores de antaño. Este no es solo un lugar para comer; es un lugar para disfrutar, para crear recuerdos y, sobre todo, para sentir que los pequeños detalles aún hacen la gran diferencia.

Son el mejor bar de toda pineda ¡no hay más que decir!

Un buen sitio para desayunar. El café muy rico. El chico que nos atendió fue muy amable.

Perfecto para un desayuno tranquilo, el chico muy amable ☺️