Hacienda Senorío de Nevada Restaurant en Villamena

Las habitaciones estaban bien. La cena estuvo bien. No muy rica, pero las porciones eran abundantes. Nos gustó el vino.

Fuimos a una cata de vinos y a almorzar. El vino estaba excelente, pero la comida fue lo que más nos impresionó. Sin duda, merece la pena el corto viaje desde la costa.

Buena restaurante, cocina de nivel alto, tienen bodega y tienda de vinos de elaboracion propia, ideal para eventos especiales, vistas impresionantes.

Estuve con motivo de la boda de un amigo. No puede haber lugar mejor. Aparte del entorno natural, el Hotel es una preciosidad, muy cuidado y mejor atendido por excelentes profesionales, de los que mencionaré a la incansable Mónica y a Rafa. La habitación era muy cómoda, el bañó inmenso y el colchón para no levantarse de la cama, aunque sería un error, porque hay mucho que ver en el Señorío de Nevada y en Granada y su Sierra Nevada.

Hice con unas amigas la cata de vinos, el lugar increíble, nos encantó pero el 10 es para Felicidad, la guía, lo explico todo super bien, un encanto muy recomendable

Hermosa ubicación y personal muy amable.

Tuvimos una estancia muy agradable.

El sitio es precioso y el vino riquísimo, además son súper atentos y nos atendieron muy bien aunque llegamos a una hora que no tenían porque servir comida ! Sin duda volveremos con más amigos

Hermoso lugar, muy bien situado.

Lamentablemente, las expectativas que su sitio web genera para una estancia de 4 estrellas no se cumplieron. Nos sentimos muy decepcionados y no sentimos ningún interés en nosotros como huéspedes. No nos recibieron con una cálida bienvenida en recepción; simplemente nos dieron la tarjeta de la habitación y nada más. Ni un "¿Tuviste un buen viaje?". Ni un vaso de agua (al fin y al cabo, hacía 32 °C) ni más explicaciones sobre el hotel o la bodega. Tenemos que descubrirlo por nuestra cuenta. La recepcionista con la que nos fuimos el miércoles fue la única persona que nos pareció genuina durante nuestra estancia de 3 días. Sin embargo, la habitación era estupenda, con balcón y unas vistas preciosas. La caja fuerte no funcionaba y se oía un ruido constante de una máquina en el exterior. No nos dieron más información en la habitación. Aunque era una noche preciosa, tuvimos que cenar dentro. La terraza estaba a oscuras y las mesas no estaban puestas. El restaurante es una sala grande con techo alto, que esconde tubos fluorescentes de 1000 vatios, por lo que no se tiene esa sensación de "cena a la luz de las velas" por la noche. Ni siquiera sabes si estás allí para desayunar, comer o cenar. Los productos del desayuno están esparcidos por la mitad de las mesas y los platos que se usaron para guardar las provisiones seguían ahí. La calidad de la comida no nos evocaba ninguna sensación holística, gastronómica, culinaria ni de frescura. En 10 minutos estaba en la mesa fría o caliente, entrante, plato principal o postre. La gran ventana abierta a la cocina podría haber reflejado el nivel de cocción que se haría y, créanme, Gordon Ramsey habría estado encantado de ver el microondas. Era completamente poco acogedor; no había una loncha de queso manchego/ibérico ni de jamón ibérico/serrano para acompañar el vino, y un vino blanco estaba agotado. Por lo tanto, no preguntamos más sobre la ruta del vino. Nos sentamos en la barra y el camarero simplemente nos dejó allí sin decir palabra. El recepcionista tuvo que ir a buscarlo. Cuando regresó, le gritó a un compañero que había pasado delante de nosotros. La piscina estaba llena de todo tipo de insectos y suciedad, y el bar estaba cerrado, así que no había atención. En todos los sentidos, nos pareció que era demasiado esfuerzo recibirnos después de un verano ajetreado y caluroso.