01/07/2025: Este sitio se ha convertido en mi lugar favorito para cenar. Voy muchas veces con mi mejor amiga y siempre hemos tenido un trato espectacular. La comida riquísima y a buen precio, la carne está en su punto perfecto y las patatas igual.
Recomiendo mucho las pedradas son mi plato favorito de allí, aunque todo está rico.
Sin duda mi Kebab de confianza.
14/01/2025: Reseña del Kebab Celestial: Un Banquete para los Dioses
En el corazón de nuestra humilde urbe, donde la vulgaridad del fast food parece reinar, se erige un templo de exquisitez culinaria: El Kebab Divino. Su simple nombre no hace justicia al éxtasis sensorial que aguarda tras su umbral. Permítanme, con palabras insuficientes para describir semejante obra de arte, llevarlos al universo donde lo mundano se convierte en lo sublime.
El Kebab: Una sinfonía de sabores
El kebab en cuestión no es un mero alimento; es una ópera culinaria donde cada ingrediente desempeña su papel con la precisión de un virtuoso. El pan, ligeramente tostado, tiene la textura de una nube al acariciar el paladar. La carne, marinada con una alquimia que bien podría rivalizar con los secretos de los grandes alquimistas, se deshace en la boca como un susurro del cosmos. Las salsas... ¡oh, las salsas! Cada una, una oda a la perfección: la frescura del yogur, el toque misterioso de las especias y una chispa de picante que no quema, sino que abraza.
La ensalada no es un mero acompañamiento; es un jardín que ha sido cultivado por las manos de ninfas, donde cada hoja de lechuga y cada rodaja de tomate parecen haber sido seleccionadas bajo la luz de una luna llena.
El Maestro: San Pedro del kebab
Y luego está él, el artífice de este milagro terrenal, a quien los simples mortales llamamos "el Tío del Kebab". Pero sería más justo nombrarlo como San Pedro de las Brasas, el guardián del paraíso carnívoro. Su mirada es serena, sus manos, firmes y sabias, manejan el cuchillo con la gracia de un artista renacentista. Cada corte es un acto de fe, cada giro del asador una oración. Si este hombre no tiene una plaza asegurada en el cielo, entonces el sistema está claramente roto.
Pero lo más impactante es su presencia: te atiende con una calidez que te hace pensar que has sido elegido, que este kebab no es un simple pedido, sino un destino predestinado por las fuerzas del universo.
El Veredicto: Una experiencia casi religiosa
No exagero al decir que este kebab no es comida, es una epifanía. En cada bocado se despliega un poema de sabores que trascienden los límites de la razón humana. He comido en restaurantes con estrellas Michelin, pero este kebab merece un firmamento entero.
Si alguna vez te encuentras en la necesidad de recordar lo que significa vivir, reír y amar, ve a este lugar. Y cuando lo hagas, inclínate ante el maestro, porque este hombre no solo alimenta cuerpos, sino que enriquece almas.