Hemos desayunado muy bien en Granier, en pleno casco histórico de Santa Cruz de La Palma. La ubicación es perfecta, en una calle céntrica y con mucho encanto. La bollería es variada y está todo riquísimo, con opciones para todos los gustos. Un lugar ideal para empezar el día con un buen café y algo dulce o salado. ¡Muy recomendable! La única pega que no te cortan el croissant para hacerlo a la plancha. Pueden tener preparados unos cuantos y utilizar la pinza para manipularlo.
He vistado varias veces el lugar. Muy concurrido y buenos productos, lástima del griterío del personal, hay momentos de pescadería de barrio más que de lugar tranquilo. La selección de personal debería ser más adecuada. Se nota que no está el dueño/a presente. Una pena.