Gran Hotel Albacete en Albacete

Bonito por fuera y básico por dentro

Estuvimos celebrando una boda, el servicio fue muy bueno, los camareros muy profesionales, pero Chechu espectacular.

La ubicación es excelente pero el hotel necesita una renovación. Las habitaciones están anticuadas y con un mantenimiento pésimo. En nuestro caso y pese a reservar una habitación ejecutiva, la cisterna del baño suelta y con malos olores, caja fuerte estropeada, luces en mal estado, etc. La cafetería cierra hasta las 11 y solo da servicio a los huéspedes que tienen el desayuno reservado. Así que no tienes opción fuera del desayuno buffet en el hotel. El personal muy amable. Y si tomas la opción del parking, necesitas confirmas las dimensiones de tu coche, dado que tanto las plazas como el acceso son estrechos. En definitiva, una mala relación calidad-precio con servicios e instalaciones que no están a la altura de un 4 estrellas.

Hemos pasado nuestro aniversario de bodas en el Gran Hotel, una experiencia recomendable al 100%. Sitio privilegiado y lugar con encanto! Nos han atendido amabilísimamente en todo momento. Volveremos!

Hotel céntrico en un edificio precioso. Las habitaciones están impecables y el servicio es excelente pero estilo desarrollismo de los 60.

El hotel está muy bien ubicado, limpio y todo bien. Pero los colchones un poco incomodos

La ubicación es inmejorable, un poco viejo para ser un cuatro estrellas. El trato ha sido muy agradable, y nos dejaron entrar mucho antes de la hora prevista.

Construcción de estilo ecléctico realizada en el año 1920 por el arquitecto Daniel Rubio. El Gran Hotel de Albacete fue el pionero de la industria turística y hotelera de lujo en la ciudad, proyectando un edificio con una superficie de 4000 metros cuadrados y cinco alturas, destacando la decoración de su fachada, con mezcla de diferentes estilos arquitectónicos. Durante la Guerra Civil fue ocupado por las Brigadas Internacionales, sufriendo importantes daños durante el conflicto. En el año 2000 el edificio fue rehabilitado por el arquitecto Francisco Candel, recibiendo el Premio de Arquitectura de Castilla-La Mancha

Un edificio clásico muy bien ubicado

La cafetería Telma es una pasada por dentro, y se desayuna espectacular