Empòrium en Castelló d'Empúries

Pasamos un fin de semana increíble y el Emporium fue el lugar perfecto para redondearlo. Aunque es un hotel de 3 estrellas, tiene más calidad y encanto que muchos de supuesta más categoría. Todo está pensado con mimo y se nota que es un hotel familiar: los detalles cuidados, el ambiente acogedor, y sobre todo la atención del personal, que fue de 10. Absolutamente todos excepcionales. Queremos hacer una mención especial a Elena, una de las propietarias. Qué mujer! Cercana, divertida, auténtica… Podríamos habernos pasado horas charlando con ella (si no fuera porque teníamos actividades contratadas 😅). Nos ayudó con todo, incluso con el tema de la nevera de la habitación, y nos hizo sentir como en casa. Da gusto cruzarse con personas así cuando viajas. La habitación era amplia, cómoda y limpísima. La cama enorme, las almohadas comodísimas y el silencio del entorno... dormimos como bebés. Ideal para descansar, desconectar y preparar cuerpo y mente para días de aventura. Nos quedamos con las ganas de probar sus restaurantes, que tienen una reputación excelente. Esta vez, por las actividades que teníamos previstas, no pudimos aprovechar esa parte gastronómica... pero nos queda claro: volveremos, y disfrutaremos esa parte tambien. 😉 En resumen: un hotel con alma, con personas que te miran a los ojos y te cuidan de verdad. ¡Gracias por hacer que nuestro finde fuera todavía más especial!

Un 10 de 10. Hemos estado muy a gusto. Desde el primer momento. Hotel muy familiar y cercano. Lo recomendamos totalmente. Cogimos el desayuno y fue todo un acierto. Habitaciones muy correctas, limpieza de 10. Los empleados un 10 y los dueños también. Estamos muy contentos lo recomendaré.

Un buen servicio y una buena estancia, te hacen sentir como en casa. Un placer

El trato ha sido inmejorable, nos hemos sentido como en casa. Y el restaurante una maravilla. Se nota cuando las cosas se hacen con amor.

Habitaciones reformadas de 2020. Espaciosas y limpias. El personal siempre atento. Gracias, familia Jordà-Giró.

Hotel muy familiar y tranquilo. Habitaciones reformadas. 3 estrellas. Restaurante Emporium de Estrella Michellin, llevado por los dos hermanos (cocina y sala) y por el padre Muy muy bueno, platos de lujo y carta de vinos con muchas y buenas referencias. Un bistrot junto a restaurante y dentro del hotel asombroso.

Ninguna palabra, excepcional, merece al menos 2 estrellas. Pasión por la comida, los vinos, los productos,... . Es omnipresente, sin mencionar el servicio, la familia y la tradición. Somos verdaderos foodies, visitamos muchos restaurantes, pero nunca nos encontramos con más de 15 platos con cada uno de ellos diferentes sabores e ingredientes únicos. Algunos eran bombas gustativas, subtítulos, complejos, y que requerían una atención adecuada para absorber los diversos sabores. Cada plato era sublime en presentación. Algunos de los platos principales se perdieron algún condimento, pero eso es más bien a nuestra experiencia local (belga) de cocina con mantequilla. Los desiertos fueron de nuevo brillantes, sutiles, ... el plato de queso es uno que nunca olvidar. Pasamos aproximadamente 4 h y disfrutamos de cada minuto de eso! Gran y única experiencia. ¡Volveremos!

El Restaurante Emporium es espectacular. El menú degustación mar y montaña muy bueno. Cabe destacar el trabajo que realizan con los productos de proximidad, es un placer por la boca. El servicio extraordinario, atento, cercano, a pesar de tener una estrella michelin cuyo trato es muy familiar.

Una experiencia excelente en todos los sentidos. Desde el primer momento en que llamamos para hacer la reserva, la atención de Elena fue espectacular —amable, cercana y resolutiva. Ya durante la estancia, todo el equipo del hotel estuvo igual de atento y profesional. No se les escapa nada, y cuidan cada detalle para que estés a gusto. Las habitaciones estaban impecables, ideales para descansar y recargar pilas si estás de viaje. Organizamos una sorpresa de cumpleaños y se implicaron al máximo para que todo saliera perfecto, mimando cada detalle. Además, nos dieron muy buenas recomendaciones para visitar la zona. El hotel cuenta con dos restaurantes: el bistrot, con comida de calidad y muy buen ambiente, y su restaurante con estrella Michelin, que es toda una experiencia y merece mucho la pena probar. Un sitio al que sin duda volveremos.

Una auténtica sinfonía de sabores de mi tierra donde la cocina mar y montaña y la magia de la familia que lo regenta hace que la experiencia culinaria sea sublime. Menú escogido: Mar y Montaña. Carta de vinos importante, sin embargo optamos por el servicio a copas. Servicio muy profesional y al mismo tiempo cercano... ¡Cómo estar en casa! ¡Nuestra primera visita pero seguro que volveremos!