El Rinconcillo en Sevilla

El bar restaurante más antiguo de Sevilla. Se fundó en 1670. Tiene mucho prestigio, de ahí la cola qué hay que hacer. Creo recordar que abre a la una del medio día y no se puede hacer reservas. Todas las tapas y bebidas las van apuntando en la barra con una tiza, al final lo suman y ahí tienes tu cuenta.

El local está dividido en dos zonas: una para tapear de pie y otra con mesas para sentarse. Fuimos sin reserva un lunes por la noche y nos sentaron enseguida. El sitio es encantador y tiene un ambiente auténtico. Entre los dos pedimos dos tapas (salmorejo con huevo y croquetas caseras), un plato principal de carne (carrillada ibérica), una cerveza, un agua y dos postres. Gastamos 51 € en total. No le doy todas las estrellas porque los precios son un poco altos y no me gustaron los postres (es cuestión de gustos). Aun así, recomiendo ir porque es uno de los sitios que mejor representa Sevilla.

Nos topamos con esta pequeña joya… sin tener ni idea de que nos adentrábamos en un mundo lleno de historia… la comida era sublime y el personal muy amable. El rabo de buey y el pulpo son muy recomendables.

Esperaba una mejor experiencia... Los camareros no fueron especialmente amables y la comida fue mediocre.

Un sitio clásico y tradicional con muy buenas tapas y precios justos. El camarero que te da la cuenta en el mostrador es fantástico.

El Rinconcillo es una taberna emblemática ubicada en el centro de Sevilla, conocida por ser el bar más antiguo de la ciudad, con una historia que se remonta a 1670. Este establecimiento ha conservado su esencia a lo largo de los siglos, ofreciendo una experiencia única que combina la tradición y la gastronomía andaluza-mozárabe. Ofrece opciones de tapas, en la barra central o en mesas pequeñas, así como un restaurante con servicio de mesa. Este último, obviamente, tiene diferentes precios, pero vale cada céntimo. La comida es exquisita (jamón y queso excepcionales), pero lo que realmente marcó la diferencia fue la profesionalidad y discreción de los camareros. Aunque al principio no sabía qué pedir, hicieron que la espera se hiciera insoportable. Es toda una institución, uno de esos lugares que hay que visitar al menos una vez en la vida y contárselo a amigos, hijos y nietos.

Masificado según las horas, pero es lógico. Sitio con encanto.

Me encantó la historia de este restaurante y me alegro de haberlo visitado. Creo que se puede encontrar buena comida española comparable en otro sitio. El pescado estaba demasiado cocido. El servicio fue excelente. También tienen una buena selección de vinos.

Requieren reservas para el restaurante. Sin embargo, se puede comer en el bar sin uno y el menú es esencialmente el mismo. Los servidores estaban apurados pero agradable. La comida era excepcional. Yo volvería.

Un bar de visita obligada en la parte más tranquila de Sevilla - excelente selección de Vermut, comida clásica de bar, y gran ambiente. Lo visitaría de nuevo.