El Reguero Moro en Villarejo de Órbigo

Es un sitio precioso,la atención al cliente muy atenta y la comida muy muy rica.

Estuve comiendo en familia, teníamos reserva para las 14,30, evidentemente estábamos allí a esa hora, hasta las 15,15, no nos llevaron ni un trozo de pan ni la bebida ni nada. Una desorganización de camareros impresionante. La comida es distinta está bien el precio asequible. Pero que el tiempo fue un kaos total. Los camareros perdidos igual en cocina también eso no lo sé pero algo fallaba.

Un sitio con encanto. Tienes que dejarte sorprender por la terraza grande que tienen y el río al lado. ¡Zona tranquila y un interior con un toque de taberna que tanto me gusta! Muy bueno el helado de mandarina y de galleta con canela, muy buena recomendación!

Restaurante ubicado en un antiguo molino adaptado al detalle. Un lujo de lugar, con una terraza por la que pasa un reguero en la que se está muy a gusto escuchando de fondo el sonido del agua correr. La comida perfecta en un menú del día económico y que tiene unos platos muy bien elegidos. La caldereta de cordero es digna de mención. También disponen de carta. La única pega es que para llegar hay que entrar por un camino de concentración que tuvo mejores momentos, pero no es insalvable si el coche no es bajo. Restaurante para ir una vez y repetir.

Un sitio encantador para comer y desconectar. Un menú del día bueno, camareros muy amables y el helado de canela impresionante.

Voy con frecuencia por la zona por trabajo, y si el Reguero Moro está abierto, siempre aprovecho para parar a comer. Es uno de esos sitios que descubres una vez y ya no quieres dejar escapar. El lugar es precioso, está ubicado en un antiguo molino restaurado con mucho encanto, rodeado de naturaleza y con una terraza increíble para disfrutar cuando hace buen tiempo. Por dentro, el espacio también es muy acogedor, con chimenea incluida y un altillo tipo chill-out que le da un ambiente muy especial. La cocina es de temporada, bien pensada y con mucho sabor. Se nota que los productos son frescos y que detrás hay mimo y experiencia. Una de sus especialidades que más me gustan son los arroces —especialmente cuando hacen jornadas dedicadas—, y los platos de brasa durante la temporada de calçots. Si tienes la suerte de ir en época, no te lo pienses: los calçots IGP de Valls con salsa romesco y carne a la brasa son una maravilla. En la carta también he probado platos como el carpaccio de bacalao, los gambones al ajillo y las tablas de embutidos, todo riquísimo y muy bien presentado. Además, el servicio es siempre amable y profesional, te explican los platos con calma y el ambiente es relajado, ideal para desconectar un rato en medio del día. En resumen, para mí el Reguero Moro es un sitio de referencia. Cada vez que estoy por la zona por trabajo, si puedo, me paso a comer allí, porque sé que voy a salir contento: buena comida, buen trato y un entorno que invita a repetir.

Hermoso lugar fuera de ciudad para comer, rodeado de lupulares y naturaleza. Las porciones son abundantes, como ravioli de cecina y azafrán y estaban espectaculares. El mouse de mascarpone es la gloria. Precios sumamente buenos! Lo recomiendo!

Un lugar increíble, super bonito muy natural. La comida espectacular y los chic@s que trabajan muy profesionales y super agradables. Volveremos.

Lugar muy agradable. El servicio impecable, los camareros muy ágiles y amables. Fuimos con nuestras perras y rápidamente nos trajeron un cuenco de agua para ellas. La ensalada templada, la paella y el coulant exquisitos. Para repetir.

Un sitio estupendo, una comida estupenda y el camarero genial, nos atendió como dios, con trato súper correcto, cercano y muy amable. Volveré y lo recomendaré