El Portal del Echaurren en Ezcaray

Tiene dos restaurantes uno con 2 estrellas michelin y otro que es donde fui con un amigo a probar el menú degustacion que superó mis expectativas tanto en cantidad como en calidad y atención. Repetiría sin dudarlo. El hotel es un sitio con mucho encanto con su chimenea a la entrada en un recibidor y con unas salas de estar de lujo.

Encanto, tradición y buena cocina en el corazón de Ezcaray. Pasamos una noche en el Hotel Echaurren y la experiencia fue fantástica. El hotel es precioso, con una mezcla elegante de tradición y diseño contemporáneo, y está situado en el centro del pueblo, justo frente a la iglesia, lo que lo hace aún más especial. La cena en el restaurante fue un verdadero homenaje a la cocina local. Platos tradicionales reinterpretados con mucho respeto y técnica. Destacan especialmente las croquetas: ¡simplemente increíbles! Super cremosas, delicadas… merecen toda su fama. Un lugar perfecto para disfrutar de Ezcaray con los cinco sentidos.

La comida es espectacular , venimos al menos una vez al año a comer al echaurren y siempre es sublime tanto la calidad de la materia prima con la que trabajan como el trato. Totalmente recomendable

Estuvimos tomando algo en la terraza y las croquetas son una delicia Nos atendieron rápido y el sitio muy agradable. Volveremos

Una estancia maravillosa. Hacen que te sientas como en casa.

La familia Paniego lleva varias generaciones en el hotel Echaurren. Allí conviven dos restaurantes bajo la “batuta” de Francis Paniego. Por un lado, el restaurante gastronómico El Portal de Echaurren (2* Michelin) y “Echaurren Tradición”, en el hotel familiar de Ezcaray, un paraíso perfecto para el descanso y el disfrute gastronómico, que ha sido el que hemos visitado. En este hotel ahora encontramos a varias generaciones Paniego: tres hermanos y algunos sobrinos dispuestos a mantener el legado familiar, donde las recetas de Marisa Sánchez, madre de los tres hermanos, continúan presentes. Ya había visitado Echaurren hace años, pero me ha sorprendido mucho lo elegante que estaba el restaurante, rehabilitado durante la pandemia. Cuando llega la carta lo primero que sorprende es que todos los platos son apetecibles, algo que no suele ocurrir con frecuencia. Ideal para el aperitivo una tarrina de queso y miel de la zona con sésamo y trufa. Deliciosa. Una crema para untar en el pan que nos avisaba que lo íbamos a pasar muy bien… En Echaurren Tradición no se falla. Nos dejamos seducir por los clásicos: Las croquetas de jamón, pura cremosidad, sabor a infancia. Cada plato que iba llegando era una fiesta: Los guisantes lágrima, frescos de temporada, sobre una delicada crema de patata y salsa de huevo frito: dulces, delicados… como joyas verdes en el plato. Un plato de cuchara que deseaba que llegara, los caparrones (alubias rojas) a la riojana, con chorizo y panceta. Intensos, hondos, de los que te hacen cerrar los ojos. Llegaba otro clásico, las albóndigas de la abuela con trufay patatas fritas en dados. Unas albóndigas de esas que nos recuerdan nuestra infancia: tiernas, melosas, con salsa para mojar pan sin culpa. y para terminar los famosos callos con morros de ternera a la riojana: melosos, potentes, de los que reconcilian con el mundo. Aunque habíamos tomado unos cuantos platos salados no nos pudimos resistir al postre: tosta templada con queso de Cameros, manzana reineta y helado de miel. ¡Vaya descubrimiento! Si tienes pensado pasar por Echaurren… ¡Déjate sitio para el postre! En Echaurren Tradición, la cocina es un acto de amor a lo heredado. Aquí todo sabe a casa, pero también a respeto. Francis no copia lo que hacía su madre, lo honra y adapta con la precisión que dan las nuevas técnicas y estilos. Nos vamos felices sabiendo que aún queda mucha cocina de Francis en esta “escapada gastro al Universo Paniego”.

Aunque le doy 5 estrellas a las habitaciones, al servicio y a la ubicación, mi puntuación general es un 3* porque las instalaciones y la decoración de las zonas comunes del hotel me decepcionaron mucho. A parte de la terraza exterior que tiene su encanto, en el interior no hay un solo sofá cómodo para estar leyendo. Ni la cafetería interior, ni el espacio librería de la primera planta cumplen con los mínimos de comodidad y calidez que cabría esperar de un hotel como este. Creo que el decorador nunca pensó realmente en el huésped.Adjunto las fotos de dichas áreas para que se entienda mejor. Parecen espacios para una biblioteca pública. En definitiva, Echaurren responde en mi opinión a un excelente restaurante con habitaciones. Pero no a un Relais Châteaux.

Magnífica cocina y buena atención

Comida espectacular, buena materia prima y muy buena elaboración, verduras increíbles, alcachofas, trompetas de la muerte, una merluza impresionante, un plato de casquería muy fino, ciervo, todo inspirado por la cocina de la madre y modernizado por uno de los hermanos, actual chef. Servicio un 10, vinos con maridaje perfecto. Nos faltó que un poco de uno, pero estaban todos muy buenos, aunque compartidos con otras mesas, y éramos 6…

Restaurante excepcional en uno de los pueblos más emblemáticos de España! Chef ingenioso con comida impresionante. Un menú con maridaje de vinos que rinde un maravilloso homenaje a la región riojana. Entornos maravillosos, personal delicado y maravilloso. ¡No te pierdas!