El Molino Del Río en Caravaca de la Cruz

Autentico turismo rural en un entorno sorprendente. El hotel se encuentra en una situación privilegiada y si a eso le añades que está en unas manos estupendas, el resultado no defrauda. Cuidado con mimo por Vane hasta en los detalles y con las manos y el buen hacer de su pareja,al tanto de las instalaciones y la cocina, el hijo mediano,Daniel, apunta maneras y no puede ser más atento y agradable. Solo puedo agradecer muchisimo por hacer tan especial cada momento de nuestra estancia. En lo que respecta al restaurante, de verdad, mención especial a la calidad, cantidad y buena seleccion de platos y bodega. Vale la pena gozar de una comida o cena para darse cuenta de todo su potencial. Os deseamos muchos éxitos y que sigais poniendo todo ese amor que se nota en lo que os rodea.

La comida y la atención de toda la familia lo mejor. Hemos ido con mi mujer y nuestra bebé, escpada de 10 en pleana naturaleza.

Alojamiento rural con el encanto de lo antiguo reformado,rodeado de jardines y arboles,al lado de una arroyo, con poca agua en verano, bonito y apacible.Los dueños muy atentos y cordiales y.... buena gente , hasta el joven Daniel con su ingles fluido,que" apañao".La piscina esta bien aunque no tiene cesped.La comida con la que nos sorprende Rafa es espectacular,muy por encima de todo lo demas.Para quien quiera pasar unos dias relajado es ideal, ayuda el no disponer de tv, y que a veces la cobertura falla...y a veces va bien "desconectarse"

Una pasada de sitio, paz y tranquilidad en plena naturaleza, ideal para una escapada romántica o un retiro de trabajo. La cocina espectacular, limpieza y orden a un precio inmejorable

Un sitio tranquilo para desconectar realmente. Trato exquisito y atento por parte del personal. Totalmente recomendable. Volveré.

Buen sitio para descanso sin tele noay tele en las acotaciones

Ayer estuvimos comiendo con la clase de mi hija, fue un día fantástico, la comida estupenda, el trato maravilloso, muchas gracias. Lo recomiendo muchisimo

La obra más conocida de Fray Luis de León que aborda el tema del "mundanal ruido" es su "Oda a la vida retirada". En esta oda, Fray Luis contrasta la vida tranquila y retirada del mundo con la vida llena de ambiciones y preocupaciones mundanas, resaltando la paz y la felicidad que se encuentran en la contemplación y la naturaleza. Y eso mismo me sucedió al hospedarme en este pequeño oasis. Mi habitación se llamaba "el cuartico" y era mucho más auténtica en realidad que en fotos. Bucólica, pequeña pero con todo lo que uno puede necesitar, era como retroceder en el tiempo y sentirte uno con el lugar. Tan entrañable, con esa ventanita de madera alumbrando a esos espectaculares árboles, el techo no muy alto inclinado con esas vigas de madera...que sitio tan bonito. Hay habitaciónes más grandes y apartamentos. La mia era perfecta para mí. La cama muy muy comoda, las sábanas y almohadas igual. Vanesa es un amor de persona, siempre tan amable y servicial. Fran es el chef...una pasada su cocina. Madre mia!!!! Os recomiendo que no comais una semana antes de ir al hotel porque te ponen unos platos además de riquísimos, abundantes, con entrantes, plato principal, postre, café....el chef tiene gracia hasta para hacer una simple tortilla de patatas. Y lo bueno y mágico es que toda la gastronomía que se ofrece es sorpresa, comes lo que ese día haya inventado el chef, como cuando vivias con tus padres y comias lo que tu madre inventara ya fueran lentejas o paella. Todo fresco y del tiempo. El lugar tiene mucho encanto y magia. Y lo mejor de todo, NO HAY TV. Me dejo muchos detalles pero es mejor que lo vivais en primera persona. Por la noche el lugar se tiñe de una suave luz con la decoración tan romántica que tiene mezclando naturaleza y silencio. Recomiendo 100%.

Un lugar perfecto para desconectar y vivir inmerso en la naturaleza. Tiene todo: vegetación, un río y senderos. Piscina y hamacas. La comida es casera, sabrosa, nada obvia y muy rica. Un entorno ideal para relajarse solo, en pareja, en familia o con el perro. El personal es atento y cariñoso. Grazie mille

un lugar lleno de arboles donde pasear conversar, las habitaciones son preciosas, rusticas con autenticidad, la piscina, la comida,la tranquilidad,y lo mejor la familia que lo lleva,con profesionalidad y buen hacer,muchas gracias a todos, en especial a vanesa y dani, volveremos sin duda