El Huerto de Doña Deseada González de Dios en Salamanca

Una experiencia excelente de principio a fin. El servicio fue impecable, gracias especialmente a dos chicas que nos atendieron con muchísima amabilidad y profesionalismo. Atentas en todo momento, hicieron que nos sintiéramos realmente bienvenidos. La comida, además de estar deliciosa, fue muy original, con combinaciones que sorprenden y sabores muy bien logrados. Se nota el cuidado en cada detalle. Y por si fuera poco, las vistas son espectaculares. Un lugar perfecto para disfrutar de una buena comida en un entorno único. Sin duda, repetiré.

Hemos ido a una celebración familiar y hemos disfrutado muchísimo. El servicio excelente: atención, información... siendo atentos pero no agobiantes. La comida sensacional, exquisita y desde luego de calidad y abundante. Hemos comido dos entrantes y cada uno un segundo y un postre diferentes. Seguro que repetimos!

Un lugar excepcional para celebrar y disfrutar de su gastronomía. Platos muy ricos y de calidad. Recomendadme 100% @huertodonadeseada

Una auténtica joya gastronómica en Salamanca. El Huerto de Doña Deseada es mucho más que un restaurante: es una experiencia para los sentidos. Desde el primer momento, el trato del personal fue cercano y profesional, haciéndonos sentir como en casa. La carta es creativa, con productos de temporada y una clara apuesta por la calidad y el sabor. Cada plato que probamos fue una sorpresa deliciosa, con una presentación cuidada y combinaciones que demuestran el talento del chef. El entorno es acogedor, con un aire rústico y elegante que invita a disfrutar con calma. Además, la relación calidad-precio es excelente. Sin duda, un sitio al que volveré una y mil veces. Muy recomendable para quienes buscan algo auténtico, con mimo y pasión por la buena cocina. ¡Enhorabuena al equipo!

Una cocina impecable, muy buen trato y una localización inmejorable. Un sitio ideal para una velada en compañía. Para repetir. Especial mención al producto y la elaboración de los platos.

Fuimos a probar la nueva carta y pedimos las croquetas, riquísimas y muy cremosas, las guiozas y el ajo blanco sorprendentes, el pulpo tenía un sabor a brasa increíble y las albóndigas deliciosas. Pedimos dos postres espectaculares por lo bonito y lo ricos que estaban. El restaurante precioso y la atención recibida fue impecable. Volveremos Recomendable 100x100

No fue tan bueno como pensaba. Lo mejor fueron las ostras, pero la comida era regular. El steak tartar sabía a kétchup y mayonesa, así que sabía a hamburguesa americana sin la carne cocida. El atún estaba soso y las gyozas de rabo de buey eran demasiado fuertes. Estaba bien. No volvería, pero la camarera fue amable.

Una experiencia inolvidable Todos los platos que degustamos de 10,sabores increíbles. Los postres una pasada y para rematar una atención perfecta.

Recomendable 100x100. La comida exquisita, y el trato excepcional. Muy atentos y agradables. Localización estupenda.

Restaurante de comida "pija" en una localización excepcional, justo delante de la catedral vieja. Cuando pongo pija me refiero a que es de estas que están tan de moda que en algunos sitios llaman gastro-fusión. Poca cantidad pero mezcla de muchas cosas diferentes jugando con texturas, mezclas y sabores. Ya sabes que va a salir caro, pero me sorprendió porque fue más económico de lo que esperaba. Tiene una terraza bastante cómoda, el local es más pequeño y la decoración es un poco "rara" (todas las mesas comentaban lo mismo), mezclan azulejos de un baño, con mesas modernas y estanterías con cosas clásicas. Se come directamente en la mesa (no hay mantel), para apoyar los cubiertos te dejan unas piezas tipo japonesas, pero el pan lo tienes que poner directamente en la mesa, como digo siempre que me hacen algo parecido en un restaurante, no está de más poner un platito para el pan, la mesa no deja de ser de madera (material poroso) y por mucho que limpie no deja de ser del todo higiénico. Respecto a la comida fuimos a menú degustación. Pequeños platos con muestra de algunas cosas que se pueden pedir. La verdad es que estaba todo muy bueno, incluso si hay algo que no te gusta, como se mezcla con otras cosas tapa el sabor y se puede comer perfectamente. Eso sí, quejarme del pescado. Una pieza pequeña de unos 3cm de lado me encontré con 5 espinas, yo me esperaría que un restaurante de este tipo cuidara un poco más esos detalles e intentaran quitarlos (que puede quedar alguno, pero no tanto en tan poco trozo). Gran carta de vinos y diferentes bebidas. Casi seguro que vuelvo.