El local, la atención y la comida. Todo marca la diferencia en relación a otros locales de esta zona. Hay lugares en que todo es tan convencional que a veces hasta aburre comer fuera. Aquí todo tiene un equilibrio entre lo reconocible, lo de siempre, y el toque innovador. El resultado es sumamente placentero.
Entre semana probamos un menú Ejecutivo y todo fue realmente espectacular: unos cogollos de lechuga con salsa de anchoas, una berenjena a la brasa con sobrasada de chato murciano y lascas de parmesano (se deshacía en la boca) y unos calamares en salsa americana con dados de patata frita. Todo con una copa de blanco Alba Martín, albariño, y un café cortado excelente, incluidos en un menú de 16,95€. De locura.
A la carta, el precio sube, obviamente, pero todo es una promesa de felicidad para glotones. En fin, un lujo.