El Brasero Del Abuelo en San Cristóbal de La Laguna

Teníamos ganas de ir a este sitio hacia tiempo. El restaurante es bonito, casi más agradable la parte delantera que el comedor. El personal, es correcto. Alguna sonrisa en el rostro no estaría de más. La carta no es muy extensa, ya que trabajan con productos de mercado y temporada. Éramos dos personas y pedimos: Pan con dos untables: 10€. Setas con yema y trufa blanca: 35€. Me pareció excesivo el precio. Rodaballo al horno con 5 papitas negras: 73€..Estaba muy rico y el pescado es caro. 2 copas de vino::12 € Y una botella pequeña de agua; 2,20€. Cuando llegamos y vimos la carta, los precios eran "normales" o acorde al tipo de sitio que solemos visitar, pero lo que pedimos era fuera de carta. Los fuera de carta te los dice la camarera y si quieres saber el precio lo tienes que preguntar ( algo que se ve algo feo,). Estaría bien que los tuviera en papel con el precio o en alguna pizarra. No es sitio que no recomendaríamos, pero no es de nuestros favoritos.

Siguiendo la recomendación de Zeben, tuvimos el privilegio de descubrir el Restaurante Sorimba, donde el Chef Jeray despliega su talento y pasión en cada plato, conquistando no solo el paladar, sino también el corazón y estómago a partes iguales de quienes tienen la fortuna de sentarse en una de sus mesas. La experiencia comenzó con un plato de cuchara que nos dejó sin palabras: unas judías con oreja, perfectamente coronadas con piparras que aportaban un contraste vibrante y equilibrado. Continuamos con el que, para mí, fue el punto más alto de la velada: unos puerros confitados acompañados de tejas o escamas de trufa natural y pistacho. Este plato fue una auténtica obra maestra, descaradamente sublime y delicado, que elevó la cena a otro nivel. Las carrilleras, cocinadas a la perfección, se deshacían en boca... El rejo de pulpo a la brasa, con su punto justo de ahumado, consolidó la excelencia del menú, y para cerrar con broche de oro, una tarta de queso que nos dejó anhelando cada bocado. Antes de finalizar quiero destacar al equipo que acompaña al Chef Jeray, cuya atención y profesionalismo hicieron de esta experiencia algo inolvidable. Desde el primer momento, nos hicieron sentir como en casa, cuidando cada detalle para que la velada fuera perfecta. Cenamos tan bien que no hay duda: volveremos. Sorimba es mucho más que un restaurante, es un viaje gastronómico lleno de sorpresas y emociones que merece ser repetido.

Comida ESPECTACULAR en cuanto a sabores,raciones...Cada plato mejor que el.anterior y cuando ya creiamos que estaba todo,llego el postre.Una tarta de queso inmejorable al igual que el licor de la Gomera que sirven al final.Lo recomendaremos y volveremos a por el cochinillo!!.Gracias

Platos elaborados con buenos sabores y materias primas de calidad. El trato muy bueno. Un sitio excepcional y muy recomendable. El cochinillo es un clásico de la casa.

Increíble experiencia culinaria.En cada plato se nota el cuidado y dedicación que se le pone, utilizando siempre productos de temporada increíbles.Destaca también su amplia carta de vinos y el disfrute de los postres.Atencion, servicio y ambiente maravilloso.

Llevo tiempo esperando disfrutar de la comida de sorimba y hoy e tenido el placer de enamorarme de este restaurante. Me Llevo una gran experiencia volver es una obligación felicidades a todos por el trabajo en especial ala cocina e disfrutado de ese cochinillo crujiente al igual de las carrilleras un espectáculo..dónde......en sorimba

Siempre es un placer visitar Sorimba, pero es que en cada ocasión sales aún más feliz ¿Cómo puede ser? La respuesta está en los profesionales que la regentan, EQUIPAZO, con mayúsculas!! Todo: el cariño con el que te tratan, la comida deliciosa y original , el ambiente tan agradable, en fin, Gracias😘😘😘

Cena espectacular entre amigos, con una oferta gastronomica de primer nivel , productos de calidad y con una atención muy profesional. Recomendable 100%

¡PENA LA PENA! Es una visita obligada si estás en La Laguna. De lejos, el MEJOR cochinillo que he probado (mejor que el Sobrino de Botín, sí, lo dije). Está lleno de MUCHO sabor y combina perfectamente con una ensalada de tomate fresco con mojo de cilantro. Su tartar de atún con mojo rojo es ahora mi plato favorito; realmente hacen del pescado la estrella del plato. Terminé la comida con el postre Sorimba, una obra maestra clásica. La selección de vinos es fantástica y recomiendo encarecidamente conseguir una botella. El servicio es profesional y amable, y el momento de la comida es perfecto. El ambiente es tranquilo y relajante, pero la comida definitivamente es el tema de conversación. Merece destacarse por lo refinados y bien ejecutados que están los platos.

Exageradamente bueno!!! Ambiente cálido y personal amable y educado. La comida de otro nivel al igual que la amplia selección de vinos. Sin duda repetiremos!!