El Boticario en Zaragoza

Camareros majísimos y trabajadores. La comida de rechupete. Pedimos un cambio en uno de los bocadillos por problemas de salud y no pusieron ninguna pega.

Entré a desayunar después de salir de hacerme una analítica y pedí un zumo de naranja natural, un chocolate y churros. La verdad es que me decepcionaron un poco, aunque el zumo estaba rico, tuve que revolverlo con la cucharilla porque daba la impresión de que llevaba hecho un rato pues la parte más líquida estaba separada de la pulpa. En cuanto al chocolate, no es lo que me esperaba al pedirlo, la consistencia era más de colacao con exceso de cacao que de chocolate a la taza, aunque si es cierto que pedí un vaso en vez de taza y no hubo problema, y, los churros, eran de buen tamaño pero tengo la impresión de que llevaban mucho tiempo hechos porque estaban un poco revenidos, no crugían al morder. En la barra hay varios Pinchos que tenían buena pinta, creo que es mejor para cosas saladas. Del local, me recuerda un poco a los bares de los años 50 o así, con mucha madera y aspecto rústico, está bien y es tranquilo. Y las camareras son eficientes.

Magníficos cafés, bocadillos, tostadas, tapas y postres. Lo mejor de todo: su personal. Desde las excelentes cocineras hasta el camarero Kevin y las camareras Georgy, Cristina, Mª Pilar, y Petri. Ver a esta última en acción, desplazándose entre las mesas a mil por hora, con una bandeja a rebosar, es todo un espectáculo. ¡Qué profesional! Llevamos varios años yendo a comer prácticamente todos los domingos y sé de lo que hablo. Su terraza es de lo más agradable. Disponen de prensa diaria. 5 Estrellas para El Boticario.

Desayuné con gusto. Los churros recientes y muy buenos, el croissant bueno. El café con leche muy bueno ok