El Barco Aparicio en Pozuelo de Alarcón

Excelente calidad. La gamba roja, exquisita, como el resto de su pescado y marisco. Un restaurante muy recomendable a unos precios muy razonables.

La terracita interior para primavera es perfecta. Gambas y carabineros con mucho sabor. En general el marisco tiene muy buen precio

Las croquetas estaban buenas. El sitio está muy bien decorado, realmente un bonito lugar.

Excelente restaurante de mariscos en el barrio de Pozuelos. Siempre está muy concurrido.

¡SOBRESALIENTE! Nunca defraudan. Un restaurante súper recomendable y fabuloso. Los platos de 10, deliciosos, muy bien preparados y súper ricos. Muy buenos productos, todo fresco y bien tratado. Cuentan con una carta amplia y muy variada. Otro 10 para el Chef y su equipo de Cocina. El servicio un 10 también, súper amables, simpáticos, educados, rápidos y pendientes en todo momento de que no nos faltara nada. No se les escapa ni un detalle. Encantad@s con el restaurante, siempre que vamos salimos super content@s.

Muy buen lugar La atención es personalizada muy atenta y rápida en el servicio La calidad e los alimentos es superior todo fresco y bien cocinada

Muy profesionales, recomendado.

Una atencion fantastica y la calidad de los productos era optima! 100% recomendable para ir a comer mariscos

Hemos comido espectacular en este sitio, recomendado para comer pescado

“El corazón a bordo” Todo comenzó con mi amigo Edu, responsable de barra en El Bar La Frontera, refugio donde a menudo voy a que el alma me respire un poco más despacio. Fue él quien me habló de Pepe Lu, uno de los jefes de sala de El Barco de Aparicio, en Pozuelo de Alarcón. Fuimos juntos por primera vez, y aunque era yo quien invitaba, Edu —como servidor de alma noble— no pudo evitar servirme él mismo. Y me limpió uno de los mejores rodaballos que he comido en mi vida, acompañado de anchoas maravillosas y unas gambas rojas y blancas que parecían traídas de Denia, aunque me dijeron que venían de Garrucha. Me gustó tanto que al día siguiente volví solo. Porque hay placeres que uno debe vivir en silencio, con la gratitud de saborear la vida. Aquella vez me dejé llevar, y me dejé llegar. Me atendió Gerard y Marlene. Carmen la dueña y Pepelu de fondo dejaban que la magia brillara. Porque ellos saben cómo yo que tras diez años de estudios gastronómicos y enológicos que no hay mejor comida y bebida que la que te tomas con tus amigos y amigas o te las preparan con cariño. Pedí cigalas gallegas, una cocida y dos a la plancha, junto a dos tartares: uno de salmón salvaje y otro de atún. Acompañé aquello con ostras francesas y gallegas, y esas navajas XL que casi son un abrazo. Me dijeron que era mucha comida, pero a mí me pareció poca para tanto cariño. El jefe de cocina (Salam aleikum) accedió a mi deseo de mezclar tartar de surun con mantequilla ahumada preparada con cariño. Y es que en El Barco de Aparicio no sólo se come: se vive. Desde el camarero más joven hasta el cocinero jefe (As-salaamu alaikum (السلام عليكم) todos sirven con una verdad que se siente. A ellos les dedico una frase que guardo como credo: “No hay mejor vino que el que se toma con un amigo, ni mejor plato que el que te recomienda alguien que te quiere bien.” Gracias, Pepe. Gracias Edu. Gracias Marlene. Gracias Gerard clon de Yamine Yamal. Gracias por recordarme que la cocina puede hacerte mejor persona. Y que en este barco, además de buen producto, hay humanidad, respeto y oficio. Recomiendo venir, sentir, probar. Porque aquí no solo se come: se recuerda.