Gran restaurante llevado solo por una pareja de cocinero y cocinera. Propuestas originales y muy buena mano. El pan (de diferentes tipos) lo hacen ellos. Muy buena relación calidad precio. Para repetir siempre que se viene a Zafra, pueblo que cuenta además con buenas opciones, además de este excelente restaurante.
Sergio De la Marca
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02 Agosto 2025
10,0
Comida expectacular y trato estupendo
Raúl González Marcos
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01 Agosto 2025
10,0
Nos quedamos impresionados con la comida. Nos recomendaron parar en ruta para comer aquí y desde luego que mereció la pena.
Felipe Rodriguez
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01 Agosto 2025
10,0
Acebuche es un regalo de sabores y buen hacer en el centro de Zafra. Javier y Carmen hacen un equipo perfecto para degustar la mezcla de sabores autóctonos y Argentinos en una combinación de alta cocina. El amor y pasión por lo que hacen se demuestra en cada plato y detalle. Elaboraciones de altísima calidad y únicas, con una amplia carta de vinos y en un comodísimo y acogedor espacio. Un sitio para quedarse, sin duda repetiremos.
María José Muñoz Estepa
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29 Julio 2025
10,0
Atención, atmósfera, calidad de la carne e ingredientes, un diez. Planteamiento original fusion de tradiciones extremeña portuguesa y argentina, muy rico!
Marco Fettolini
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28 Julio 2025
10,0
Disfruté muchísimo de esta experiencia gastronómica ya que me sorprendieron en cada plato con los sabores, emplatado y calidad de la materia prima. Los propietarios son muy acogedores y te aconsejan de manera muy acertada y son parte de esta maravillosa experiencia. Muy recomendable.
Yolanda Rodriguez
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27 Julio 2025
10,0
Servicio 10, comida de estrella Michelin en Zafra. Relación calidad precio más que correcta. Volveremos
Paula RV
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26 Julio 2025
10,0
Todo exquisito, el trato excelente y relación calidad-precio fantástica
Soraya Becerra
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26 Julio 2025
10,0
Hemos ido a comer dos parejas y todo ha sido como recordábamos después de haber estado hace justo un año.
Cualquier cosa de la carta merece la pena, y si a eso le sumas al trato que ofrecen la experiencia, no puede ser mejor. Hemos repetido y repetiremos.
Carlos
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18 Abril 2025
10,0
En mi primera visita a este restaurante, decidí diseñar mi propio menú degustación a partir de los platos para compartir. Una experiencia que, lejos de ser un simple recorrido por la carta, se convirtió en un festín de matices bien equilibrados y ejecución impecable.
Comencé con un clásico que nunca falla: un jamón ibérico de excelente calidad, pleno de aroma y sabor.
El segundo plato fue un carpaccio de solomillo de bellota, dispuesto sobre una base de ensaladilla que parecía elaborada con bonito, aunque no confirmé este detalle. Más allá de la incertidumbre, la combinación funcionaba a la perfección: la carne, fina y sedosa, encontraba en la ensaladilla un contrapunto cremoso que realzaba su delicado sabor.
A continuación, me dejé sorprender por una recomendación fuera de carta: unos níscalos salteados, coronados con una yema de huevo que, al romperse, envolvía el conjunto con una textura sedosa y un sabor profundo. Un plato que brillaba por su sencillez y equilibrio.El cuarto fue, sin duda, el plato estrella del día: unas mollejas de ternera con salsa de oloroso y crema de yuzu. Perfectamente doradas por fuera y de interior jugoso y tierno, estas mollejas ofrecían un contraste de texturas impecable. La profundidad del jerez y el toque cítrico del yuzu añadían equilibrio y sofisticación, convirtiéndolo en un platazo.
El quinto fue una entraña perfectamente en su punto, acompañada de pimientos del piquillo confitados y un interesante dúo de salsas: un pesto de albahaca , y una emulsión de berenjena que aportaba cremosidad y un sutil toque ahumado.
El sexto plato, otro fuera de carta, fue una sorpresa: unos callos que combinaban la untuosidad clásica de este guiso con una textura más aterciopelada, gracias a la cremosidad que aportaba el yuzu. Un giro inesperado pero brillante.
Para cerrar la comida, un postre que estuvo a la altura: un tocinillo de naranja, delicado, aromático y equilibrado en dulzor, acompañado de una copa de Pedro Ximénez Lagar Blanco, cuya intensidad y notas pasificadas redondeaban el final de la experiencia.
A lo largo de la comida, disfruté de un magnífico vino: Finca los Hoyales 2014, de la bodega Cruz de Alba. Un tinto de color granate intenso que, en nariz, desplegaba una complejidad fascinante, con marcadas notas de fruta negra, especias y un sutil fondo balsámico, integrados con una madera elegante y bien equilibrada. En boca, se mostraba estructurado y sabroso, con carácter pero sin perder la finura que lo define. Su persistencia estaba marcada por recuerdos de fruta negra madura, torrefactos y un final aterciopelado que armonizaba a la perfección con los platos más contundentes del día.
Mención especial merece el servicio: atentos, eficientes y con ese equilibrio entre cercanía y profesionalidad que hace que la experiencia gastronómica alcance su máximo esplendor.
Rikyphoto
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23 Febrero 2025
10,0