Si quieres visitar un bar auténtico con buena comida, este es tu lugar.
Éramos los únicos ingleses en el bar y nadie hablaba inglés. Eso no afectó al ambiente, al contrario, lo mejoró.
Los lugareños fueron súper amables y muy atentos. La comida era fresca y había una gran variedad, desde conejo, calamares y lengua hasta champiñones o crostini de carne con queso.