D de Diego en Gozón

Hoy hemos ido a comer a este restaurante en Luanco. Decir que ha sido una maravilla, la comida exquisita, la relación calidad- precio excelente y el trato perfecto. El dueño tiene unas manos de oro para la cocina. Volveremos!!

Genial! Y apto para celíacos muchos de sus platos!

Fuimos a comer sin conocer el sitio guiándonos por las reseñas y un acierto. La comida estaba muy rica, la camarera un encanto y el sitio tranquilo y acogedor. Si tenemos oportunidad volveremos.

Estuvimos en las Jornadas del ibérico y estuvo todo estupendo, tanto la comida como la atención. Lo recomiendo.

Técnicamente de lo mejor que se puede encontrar en todo Gozón y alrededores. El pil pil lo borda.

Todo riquísimo.pero las costillas y la tarta de queso espectacular.100 x 100 recomendable.

Buena experiència en el restaurante. Un pelín escondido aunque vale la pena describirlo. Lugar pequeñito pero acogedor. Atención muy buena y atenta. Comida excelente calidad y elaboración. Precio muy equilibrado.

Es la tercera vez que voy a este restaurante. Productos de calidad y muy bien elaborados. El trato excelente. En mi opinión, un restaurante que merece la pena conocer en Luanco.

Todo lo que pedimos para comer, Muy rico. La atención de 10. La camarera siempre atenta a nosotros. Fue un gran descubrimiento, volveremos seguro.

Visitando Luanco, buscábamos un sitio donde comer y, de milagro, encontramos una mesa en este restaurante, que destaca por sus buenas reseñas y su aspecto cuidado. Es un lugar pequeño, con pocas mesas, lo que permite un trato personalizado. Ideal para disfrutar de una comida tranquila. Para compartir, probamos las croquetas de jamón y las patatas revolconas con torreznos. Las croquetas estaban muy cremosas y en cantidad generosa. Los torreznos, aunque bien ejecutados, no destacaron como esperábamos. De segundo, mis acompañantes pidieron arroz con pitu de caleya. No estaba mal en general, pero el arroz estaba algo duro y le faltaba sabor. Por mi parte, pedí un solomillo de vaca con puré de patata; la carne tenía el punto perfecto y todo estaba muy rico. En cuanto a los postres, la tarta de la abuela diferente tenía una presentación atractiva y buen sabor, pero resultaban poco funcionales para comer. La tarta de queso, en cambio, fue exquisita tanto en textura como sabor. Sin embargo, pese a las expectativas generadas por las reseñas, la experiencia dejó sensaciones mixtas, con luces y sombras en los platos. Además, el día era lluvioso y ventoso, y mantenían abierta la puerta del restaurante para atender la terraza, lo que nos obligó a cerrarla varias veces. En términos de relación calidad-precio, está bien: con vino y postre, salimos a unos 30 € por persona.